viernes, 30 de junio de 2006

Fórmulas Ingenuas

Teníamos 20 y pico.

Ella decía que no éramos novios, que éramos un 50% amantes, un 40% amigos y un 10% compañeros de piso.

A la semana se cansaba, entonces cambiaba y éramos un 30% amantes, un 50% amigos y un 20% compañeros de piso.

A la semana se cansaba y prefería un 60% amantes, un 10% amigos y un 30% compañeros de piso.

Pero nunca éramos novios, eso tenía que quedar bien claro.

Ahora, cuando ha pasado demasiado tiempo, aquellas matemáticas se me antojan dulces, inspiradas, ambiguas y llenas de vanalidades intensas.

Hoy que recorro un espacio vectorial de n dimensiones sin hacer caso de coordenadas concretas -como una función imprevisible, como un mosquito díscolo- echo de menos las fórmulas ingenuas

miércoles, 28 de junio de 2006

Love?

Lo siento, tu amiga no me convence. El amor no siempre se acaba. Estoy seguro. Lo pienso mientras escribo estas palabras en una granja de Inglaterra y vivo aislado de la gente a la que quiero, a la que adoro, a la que amo. No se acaba. En las relaciones de pareja, tampoco. Y si se acaba, no es en tres meses y porque irremediablemente tenga que acabarse.

Se acaba por otras razones, no por leyes no escritas de la vida. Y no en tres meses. Si se acaba en tres meses, acaso no era amor.

Los residuos se reciclan, pero eso cuesta.

Teoría

Estoy tomando una cerveza con una amiga.
Para ser honestos diré que yo, clara.
.......-Pues yo opino que amor es lo de los tres primeros meses, que lo de después es un residuo.
.

martes, 27 de junio de 2006

Palabras que Encontré en la Calle VIII

Los cementerios siempre me han parecido sitios fascinantes. No puedo evitar leer los epitafios, los nombres y las fechas. ¡Qué ejemplo de síntesis! No suelen hacer falta más de 100 caracteres para resumir una vida.

Pero los camposantos de este país no son acogedores, no resultan cómodos. Y pasar un rato con alguien a quien echas de menos o a quien te apetece consultar algún asunto suele hacerse ingrato. Es como si estuvieran pensados sólo para la comodidad de los residentes, no para las visitas.

Además, los monumentos funerarios que usamos aquí, suelen pecar de exceso de solemnidad, y no propician la confidencia ni el trato humano. Por eso cuando descubría en las películas la tumbita en el terreno de los granjeros norteamericanos, o después viajando los enterramientos en el campo de arroz de los vietnamitas o los parques con discretas cruces de algunos cementerios europeos no podía dejar de sentir cierta envidia.

Fue en Nueva York, precisamente en Central Park donde me fijé en los recordatorios escritos en placas metálicas en los bancos y me pareció perfecto tener un lugar de referencia tan cómodo, que invita al relajo y a la charleta con el difunto, lejos de boatos innecesarios. Apartado, pero a la vez inmerso en lo cotidiano.

Lo siento por aquellos que detestan sistemáticamente lo de fuera, pero hay ciertas cosas que no estaría mal importar. Más si cabe habiéndoles consentido el pollo frito de Kentucky.


lunes, 26 de junio de 2006

Londres (II)

Me lo dijo Ana antes de aterrizar en esta ciudad: "Poco a poco todos los problemas imaginables de salud van a invadir tu cuerpo". Desde que el 11 de junio -una eternidad- vi el primero de los letreros en English, un suplicio. Ella fue bastante clara: "Un dedo hinchado, un ojo hinchado, un huevo hinchado...". De momento, mucha alergia y, horror, con ella los primeros problemas respiratorios de mi vida. Ha habido alguna noche de morirme; de morirme de estirar la pata, o sea. Unos pitos finos y profundos que llegaban... de mi propio pecho, toses, picor insoportable en la nariz, en los ojos, en... Ustedes imaginen, que algo tienen que hacer por su cuenta.

Eso porque vivo en el campo. En una granja, vamos. Cuando he bajado a Londres, ha ido todo un poco mejor. No se me ha hinchado nada. Por ahora. Bueno, un poco la vena del cuello. Esa que se hincha cuando has descubierto que te han tomado el pelo. Atentos: trayecto entre Victoria y Liverpool Street Station, Circle Line, 11 estaciones sin hacer transbordo, £3. Al cambio: 4.20€. El Metro. Para viajar de Liverpool Street a Colchester, £16.6. El tren. Otra pasta. El taxi, £8.70.

Uno no es que sea miserable, oye, pero es que he visto, ahora mismo, unos viajes en Easyjet a Madrid y eso tirados de precio. Por si acaso me da el bajonazo a mitad de agosto, o a mitad de la mitad de agosto, o a la mitad de la mitad de la mitad de agosto. A diario.

De hecho, paso a contar. El viernes, mientras buscaba un pino donde colgar una soga de la que balancearme yo cogido del cuello, mantuve una charla interna y me dije: te vas a Londres a pasar un rato. Cuando estaba cenando con los Wallace -mi familia- di a conocer mis planes: me voy a Londres a pasar la tarde. Ella, Phyllis, y ella, Rebeca, sonrieron y dijeron: una muy buena idea. Vamos. Yo puse el tenedor en el plato y, sin ser "rude", fui por este camino: en realidad es que voy a ver a una amiga (Ana) porque es el cumple de su hija (Victoria) y quiero estar solo. Conmigo mismo. Una sonrisa y la misma respuesta: buena idea, vamos.

Fue de esa manera como a las 12.00PM me vi en la parte trasera del coche de Phyllis camino a Londres, mientras yo pensaba en mi no-viaje en tren. Cuando llegamos a la City tuve la feliz idea de pedir que me dejaran en cualquier sitio. Respuesta: vamos a casa a Mum. Mum no se encuentra, porque ahora -desde mayo a septiembre- vive en una caravana -acaba de cumplir 92- junto al "seaside". Pero es que yo quiero... Vamos a casa de Mum. La sonrisa nunca falta.

Casa de Mum. 13.30PM. En Waterloo. Junto al Old Vic Theatre. Moqueta hasta en la cocina. Lo he visto con mis propios ojos. Subimos. Bajamos. Caminamos. De acuerdo, me voy a coger el Metro... No, vamos andando, que estamos muy cerca. Me intrigaba saber lo que les pasaba por la cabeza. Hasta que no tuve dudas: estaban dispuestas a venir a la party conmigo. De golpe, sudores, mareos, casi convulsiones... Yo quiero estar solo. A lo mejor no me he explicado bien.

Busco un regalo para Victoria. Me sugieren cosas todas tirando a horrorosas. No, yo quiero un cuento. Me miran como si fuera marciano. Me hacen ir a una tienda a ver ropita llena de brillantes, me exigen que compre una Thank you note y les digo que ni hablar, que eso no se estila en mi country y que paso.

Al final, en una esquina, cuando ya pensaba las palabras que le iba a decir a Ana, tuve la fuerza de decir: mirad, no creo que haya sido claro, pero que quiero estar solo, joder. Con una sonrisa, se despidieron. Eran las 16.00PM y esa jornada de libertad acababa de empezar. Supe que en mi cara el gesto era otro.

domingo, 25 de junio de 2006

Londres (I)

Toda la vida estudiando en el cole un poco de English y cuando llegas a este country te encuentras con la realidad: hay que descuartizar a los profesores. Uno aterriza con un 10 en conocimientos gramaticales (bueno, vale, un 8) y un cero en capacidad auditiva. O sea, no sabe nada de nada, no entiende nada de nada y se las ve y se las desea para sobrevivir. Don't panic. Estamos en ello. En dos semanas, grandes progresos. Ya entiendo a la primera cuando me dicen que ponga la cafetera.

Ojo, que hay clases: a Blair y a la Reina se les entiende. Clarito, oye. Y al Cameron, que tiene una leche en toda la cara, el pijo. Pero ni se te ocurra preguntarle a un taxista. Ni ellos les entienden. Para entrenarme veo en la tele Car Booty. Lo peor. La gente va al trastero, coge lo peor de lo peor y lo vende en mercadillos de cuarta y se levanta un dinerillo. He visto como pagaban £25 por una asquerosa doll de trapo. Es como aprende uno que no se dice "isn't it" pronunciado "isentit" (los puristas que no se pasen ni un pelo), sino que se dice "ini", con un poco de huevo duro en la boca y mucho esfuerzo en la primera "i". Yo no me lo invento, lo oigo a diario. Y de esta manera, todo resulta un poco frustrante. Hasta que te das cuenta que todo tiene su truco.

Ayer hice la prueba. Cuando estaba en la ventanilla de Liverpool Street Station (suena muy fino esto, la verdad) me dije a mi mismo: "Me voy a comer unas cuantas letras de 'platform' a ver si me entienden". Con un tono un poco elevado dije: "Mmmform". Del otro lado de la ventanilla respondieron: "Fourteen". Y era la fourteen y el tren estaba esperando para traerme de nuevo a ninguna parte. Como he dicho, mejoro a ratos.

Por cierto, es genial darse cuenta de que es verdad que los ingleses hacen cola ante todo. Incluso hacen cola, como dice Phyllis, la teacher, de uno solo. En la parada del bus, uno solo, con la mirada al frente, esperando sin moverse nada de nada. Y otra: a diario tomo té... con leche. Me miran raro porque le pongo azúcar. Que se jodan.

viernes, 23 de junio de 2006

Palabras que Encontré en la Calle VII

De los carteles que fotografié la última vez que visité Londres, hace ya unos años, y que estoy poniendo aquí como un homenaje a la mano que se ha mudado al otro lado del Canal de la Mancha, éste es mi favorito.

Lo encontré a la puerta de los aseos de señoras de Kew Gardens, el jardín botánico de Londres. Kew Gardens es un parque inmenso y maravilloso donde se puede encontrar paz a mansalva, paz a espuertas, paz para dar y tomar, paz para aburrir, tanta paz que te pones nervioso. Y plantas. Pues el caso es que muchísimas viejecitas inglesas -todo el mundo tiene en la cabeza una imagen exacta de viejecita inglesa: pues ésas- pasean por allí. ¿Que (sin tilde) sería más lógico para ellas buscar el bullicio que el sosiego quedándoles dos telediarios? puede ser, pero son otros esquemas lógicos, nosotros no los entendemos. No os esforceis.

El caso es que la viejecita inglesa prototípica bebe mucha agua. Eso no lo sabíais. Bebe porque es bueno para la salud y por tradición. Y como ya no están muy ágiles en lo que a contención de líquidos se refiere, pues hacen uso intensivo de los baños de Kew Gardens. Bien pensado, muchas deben aliviarse detrás de alguna secuoya o baobab o árbol grande cualquiera, porque en caso de apretón baños sólo hay unos y el jardín es muy muy grande, más que El Retiro. Pero si alguna viejecita inglesa que bebe mucha agua es pudorosa -por tanto no mea en cualquier esquina- y su habilidad a la hora de contener la micción se lo permite y el perrito aguanta el sprint hasta los baños; si se dan todas estas circunstancias, y entra acelerada de pulsaciones con el suelo pélvico en tensión y la adrenalina por las nubes y se encuentra en los aseos de señoras de Kew Gardens con un maromo negro, alto, vigoroso y joven puede provocársele un colapso coronario fulminante (y al perrito otro).

Para evitar estos percances, o para tener las espaldas legales bien cubiertas en el caso de que ocurran, el director de Kew Gardens mandó poner este cartel a la puerta de los aseos de señoras.


En una traducción libre -la que haría un periodista con ganas de titular- sería algo así como "Quedan Avisadas: Pueden encuentrarse un limpiador MACHO al entrar en estos baños. Estará de uniforme y llevará una chapa con su nombre".

No hace falta ser un periodista sensacionalista para darse cuenta del uso intencionado de las palabras macho, uniforme y chapa por parte del director de Kew Gardens. Tres elementos que -conjugados- causan revuelo en el imaginario emocional femenino. No lo digo yo, lo dicen los expertos y Cosmopolitan.

Sin entrar por la puerta del psicoanálisis, ateniéndonos al puro comentario de textos que aprendimos en COU, yo me hago algunas preguntas. ¿Por qué insiste el director en que el limpiador estará de uniforme? ¿Acaso en otros jardines menos importantes de Londres los limpiadores van desnudos? ¿Con la camiseta del Manchester? ¿Y por qué es tan importante la identificación? Es para que la viejecita -llegado el caso- pueda decirle: Ngulu, ¿serías tan amable de sujetarme el perrito? Ngulu, would you be so kind as to keep my puppy in check? Que me corrija la otra mano si no fuese correcta mi traducción.

No me lo inventé yo: lo encontré en la calle.

jueves, 22 de junio de 2006

Conjugación

"A veces pienso que me quieres del verbo quiéreme. Y yo te quiero del verbo quiérete. Y así no podemos coincidir", dijo ella.

miércoles, 21 de junio de 2006

Reflexión

Me pregunto yo -que siempre fui precoz- si habré pasado ya la crisis de los 40.

Sin enterarme.

O si lo que empezó hace 2 años fue la crisis de los 40 anticipada.

Sería una gran alegría. Otra cosa que me quito de encima.

martes, 20 de junio de 2006

Palabras que encontré en la Calle VI

Esta foto se la dedico a la mano que escribe.
Para que antes de que se acostumbre a ellos,
e incluso -albergo ciertos temores- empiece a parecerse a ellos.

Antes de que sea incapaz de verles las rarezas, las marcianadas...
Se ría un rato.

Aprovecho la oportunidad que me brinda este blog para lanzar un ruego:
Mano, mándanos alguna postal, no seas esaboría.

Palabras encontradas en una calle de Londres.

lunes, 19 de junio de 2006

La foto

La desazón me obliga a dormir con calcetines,
cosa que en mi vida había hecho.

Y arrimarme a mi hija pequeña
como si no hubiera en el mundo otra certeza.

Así paso la noche de un tirón, tranquilo,
sabiendo que tengo algo que proteger.

P.D.: En la foto, soy el de la derecha. Lo sé, porque la hice yo.
Me saco de lejos, de lejos me veo mejor.

viernes, 16 de junio de 2006

Sin acentos

Es complicado escribir sin tildes. Hay que buscar palabras especiales, que suenen sin necesidad de esa marquita sobre una vocal. Hasta este momento las he encontrado, como pueden ver. Este teclado que golpeo vive en una casa inglesa. Tiene acento british. Esto es lo que ocurre. Tampoco puedo hacer preguntas. No hay manera de abrir el interrogante. Como mucho, lo puedo cerrar. Algo imposible, porque yo solamente tengo interrogantes abiertos y no tengo posibilidad de cerrarlos. Tampoco quiero cerrarlos.

Siempre ando con una pregunta sin terminar en la cabeza, para que nadie me responda. Si alguien me responde acaso me diga la verdad, acaso me diga lo que no quiero saber. O lo que ya he asumido, pero no quiero que nadie me diga.

Vivo en mitad del campo, al noreste de Londres. En Boxted, barrio de Colchester. O algo parecido. En una casa enorme con una familia encantadora. La comida (tengo mucha suerte) es buena. Muy buena, incluso. Demasiado buena. Demasiada. Ellos se vuelcan conmigo. He dormido ya cinco noches en el cuarto que me han preparado. Cinco. En breve, inicio la sexta. Y tengo una pregunta sin respuesta, sin acentos y sin interrogaciones: no hago nada en esta parte del mundo, excepto morir despacio, con dolor. No hago nada, no quiero hacer nada, no quiero estar al otro lado del mar que me separa de la gente que quiero. Si alguien pretende dar una respuesta, que lo haga. Yo tengo una. No la voy a contar. Acaso nunca la cuenta. No es necesario. A nadie le interesa.

Las preguntas que me hacen son sencillas: dinos que las horas tristes han volado y ya te sientes mejor. Miento. Siempre miento. Estoy mejor.

jueves, 15 de junio de 2006

Cuando el corazón calla

Yo no sabía lo que estaba pasando y ella tampoco.
Y no nos importaba no saberlo.
Las razones pueden poco cuando aúlla el corazón.
¿De qué sirven las razones cuando el corazón calla?

miércoles, 14 de junio de 2006

Los Ensayos

Me gusta ver sudar a los actores. Si no hubiera peligro de que me acusaran de sádico diría que me gusta también ver sufrir a los actores. En esos espacios y en esos momentos en los que saben que ningún aplauso va a salvarlos, en los que el texto se les escapa y el aire alrededor les pesa. "Repetimos, otra vez". Me gusta ver sudar a los actores.

lunes, 12 de junio de 2006

Roland Garros

Corría Nadal como un loco detrás de la bola por medio millón de euros.
Y yo me tumbé en mi hamaca gratis.

Qué bien recortados los geranios de Roland Garros.
No puedo evitar pensar en el jardinero.

Ha fallado Federer.

El primer set lo veo fregando con fairy los platos. Si me despisto un momento no pasa nada, ellos siguen a lo suyo. ¡Con el calor que hace! Estos pobres hombres.

Y cómo se les ponen los calcetines.

domingo, 11 de junio de 2006

La lista de la compra

Levitra, Prozac, Cialis from only $3,75, Valium from only $1,21, Viagra from only $3,33, Xanax, Meridia, Soma, Ambien.

Llegan todos los días emails parecidos. Por un lado me fastidia. Por repetitivos, por poco originales... pero luego empiezo a pensar que si siguen mandando estas
ofertas debe existir algún tipo de comprador o cliente potencial. Puede que esos clientes no sean potenciales sino fijos.

¿Y si todos los madrileños están comprando
Cialis y yo no? Eso explicaría muchas cosas. Por eso ellos son más estables, más lúcidos y practican sexo glorioso que les hace mostrarse más seguros de si mismos cuando viajan en transporte público. Ganan más dinero porque no se hacen pajas (mentales) y no se despistan en vericuetos existenciales. ¡¡¡Claro!!! ¿cómo no se me había ocurrido antes? están todos drogados con lo último en química para la felicidad, y yo aquí... haciendo el canelo (me gusta la expresión aunque no sepa bien su origen).

No me decido. Por un lado me inclino a poner controles
anti-doping en los torniquetes del metro y las puertas de todas las oficinas. Competir me ha parecido siempre mal (soy jipi, sí, qué pasa) pero en inferioridad de condiciones simplemente me parece injusto y denigrante competir (no sé si "denigrante" está bien usado en esta frase).

Otra posibilidad es hacerme con un cargamento. No sé cómo usarlas pero digo yo que traerán libro de instrucciones. Desayunaré colacao y una pastillita de cada:
prozac para la sonrisa, valium para la templanza y viagra para la erección. Las veinticuatro horas encantador, seguro de mi mismo y listo para el amor. ¡¡¡¡Tiembla Madrid!!!

viernes, 9 de junio de 2006

Lágrimas de adioses

Hay días en la vida que se graban a fuego. Uno acumula fechas en la cabeza y cuando, cada año, como en una cinta 'sinfín', se acercan otra vez, algo se activa en nuestra boca y empezamos a segregar saliva. A veces de ira, otras de alegría. ¡Yo qué sé! No esperéis grandes cosas de mi hoy. He dormido dos horas y un poquito.

8/6/2006. Ahí se queda. Una noche de abrazos, lágrimas y besos. Besos salados y húmedos de lágrimas tristes. Abrazos de no me sueltes y no me dejes marchar. Las cosas son así. (Vaya mierda de frase resignada). El domingo cojo un avión rumbo a Londres. Cojo el avión del adiós o del hasta luego. Del vuelvo dentro de un poco o de un mucho. Eso es decisión mía, pero últimamente no acierto en mis decisiones. Eso trae consecuencias: hago daño. Y pido perdón. A ella, sobre todo a ella.

No, no me voy a flagelar. Una de las personas que ayer me rodeó con sus brazos me dijo al oído: "La gente que está aquí está porque te quiere". Fue más o menos así, ¿verdad Jaime? Luego se lo conté a otra persona -siempre entre lágrimas- y me respondió: "¿Acaso te sorprende?" Míré y asimilé. Últimamente me pasa mucho: asimilo la realidad. ¡Qué básico, pero qué difícil!

Gracias Cris, Pepe, Charo, Nico, Amaya, Canija, Isa, Olalla, Mel, Óscar, Jaime, Javier, Germán, Sole, Bea, Bárbara, Marisa, Vero, Ana, María, Raquel, Nieves, Pablo... Fue una noche inolvidable. Habrá más, ¿prometido?

jueves, 8 de junio de 2006

Phi

Leo un comentario que apunta a un número muy especial: phi.

Hay comentarios más certeros que el post que comentan. Esto ha pasado en la vida y seguirá pasando y bienvenido sea.

Si hay un número poético ése es phi, también llamado razón aúrea.

Los griegos lo descubrieron y lo tomaron como la proporción idónea de las cosas armoniosas y bellas. Si digo que es 1 + raíz cuadrada de 5 partido por 2 no es fácil hacerse una idea.

Si divides tu estatura entre la distancia del suelo a tu ombligo sale phi. Las medidas del carnet de identidad o de las tarjetas de crédito cumplen también la bella proporción. Y está en las espirales y en la sucesión de Fibonacci y otras cosas bonitas.

Y ahora me voy a dormir que si no mañana no voy a estar nada phi.

miércoles, 7 de junio de 2006

Palabras que Encontré en la Calle V

Llovía en Londres, junto al Támesis. Si no recuerdo mal el paseo se llama de la Reina.

Era enero. Hacía frío.

No un frío que te paraliza sino un frío que te estimula. No un frío que te embota sino uno que te despierta. El matiz no viene tanto de la temperatura como del termómetro, dirán ustedes y dirán con razón.

Me senté sin darme cuenta porque iba mirando al río. Y una vez allí me sumí en elucubraciones románticas, prácticas y metafísicas del tipo saltar a las vías o pedir un baile a la taquillera. Casi siempre son baldías estas disquisiciones. Y más en mi caso en que las prolongo y las prolongo porque me sabe mal darle la razón a los raíles, o a la chica, y al final acabo llegando tarde a ambos. Porque soy más de andar que de llegar.

Pero esta vez no. Zanjé. Y al levantarme me volví y vi el cartel.

Llovía en Londres. Junto al Támesis. Y qué gusto daba.

martes, 6 de junio de 2006

Preferencias

No es fácil escribir cada día. Escribir algo distinto, quiero decir.

Si hubiera elegido publicar números sería más sencillo.
Porque los hay a millares... y a millares de millares.
Mira, ahora que pienso en números...
Me concentro en qué número me llevaría a una isla desierta.
Me quedo con e y con pi. Por imprevisibles. Por inexcrutables. Porque no se repiten.
Si yo fuera un número me gustaría ser pi. Ó e. Ó 23.

También podría llenar cada post con una palabra.
Abrir el diccionario y mirar.
Esta noche me quedaría con amalgama.
Porque me transporta a mezcla, íntima mezcla. A estar de acuerdo, a sintonizar.
Y porque tiene cuatro aes y es casi un palíndromo.
Por bonita: amalgama.

domingo, 4 de junio de 2006

viernes, 2 de junio de 2006

Tarde con C.

Se le han sumado el hambre y el sueño a las seis de la tarde y ha salido mal humor. Y yo que estaba sensible la he puesto firme y entonces lloros.

Tiene 7 años, pero como es mi cómplice en tantas cosas, a veces pienso que es mayor. Se ha tomado un vaso de leche con chococrispis, de esa manera se han recuperado los índices de glucosa y le ha florecido otra vez la sonrisa. A la calle a jugar al badminton. Hemos establecido un nuevo record: 42 golpes seguidos sin que se caiga al suelo, fulminando la anterior marca que era de 16. Hemos colado un volante en la casa de al lado. Ring y recuperado.

Así se noa ha ido la tarde compartiendo. Y luego he preparado unos pinchos morunos, huevos fritos y un poco de arroz para cenar. Mientras el sol se escondía C. ponia la mesa. Dos mantelitos individuales que nos gustan. Tremendamente rojos.

-Papá, ¿has preparado esta cena tan rica para celebrar el récord?
-Claro.
-Yo creo que Nadal no nos alcanza. Yo nunca le he visto dar más de 8 o 9 golpes seguidos.
-No sé hija, Nadal es mucho Nadal.

Nos hemos metido los dos en la tumbona y yo siempre me acuerdo de Mowgli en el río sobre la barriga de Baloo. C. sigue siendo un saquito de huesos.

-A dormir.
-Jo, no tengo sueño.

Después he vuelto a la terraza. Había quedado con la luna.
Ya estaba esperando cuando he llegado.
Qué pena que no fume, porque el escenario es perfecto.
Otra vez, como tantas antes, me he conformado con mirar.
Es un verdadero lujo el simple hecho de vivir.

Mudanza

Han pasado 7 años y pico desde que nació a2manos . Y ha sido una de las experiencias más emocionantes de mi vida. Auténtica, arriesgada...