jueves, 27 de diciembre de 2007

Fin de curso

Paso por aquí y me paro a decir que se va uno de los años más trepidantes de mi vida, pleno de emociones. Me daría para escribir un libro o dos, eso si yo supiera escribir libros.

Para no aburriros haré un breve resumen por asignaturas:

Meteorología: No sé si atraía yo a los huracanes o ellos a mí, pero me metí en unos cuantos.

Física: Pasé el año entero estudiando las propiedades electromagnéticas de la piel humana. Básicamente en 3 aspectos: atracción, repulsión y descargas de más de 3000 voltios. Fue muy aplaudido un artículo "Un cuerpo que flota indefinidamente en una cama de uno cincuenta puede sufrir una criogenización instantánea o una disolución parcial, pero nunca nada bueno"

Geometría: Fui vector libre en un espacio de n dimensiones con módulo y dirección variables. Y luego fui vector libre que se quiere convertir en vector fijo en un plano cartesiano pero no le dejan los cambios sucesivos de sistema de referencia, y otros vectores que le pinchan con la flechita. Saqué mala nota en el examen "Implicaciones afectivas de los polígonos irregulares. ¿Qué hacer si te toca el vértica chungo?"

Ciencias Naturales: Este año he sido en lo esencial tortuga con pretensiones nudistas (una contradicción), pero también bastante salmón, nadando contracorriente. Como oso, fíjense si soy tierno que a mi lado mimosín rasca. Acabo el año un poco seta, cosas del guión. Si junto todos los animales que soy y os guiso queda un plato súper moderno y fino, pero alto en colesterol.

Historia: Por si no me lo habíais notado he superado la Edad Media, atrás quedan la autarquía y el aburrimiento. La Revolución que me sacó de allí no fue muy francesa pero sí bastante sangrienta, hubo que pasar a cuchillo a los elementos conformistas. Estoy intentando inventarme una edad más moderna, recuperar elementos del Romanticismo Clásico y adaptarlos a un periodo más sosegado, menos convulso.

Arte: Pinceladas largas de colores cálidos. Explosiones de rojo, algunas de ellas controladas. Pocas referencias naturalistas. Como técnicas predominantes el aguachirle con gas y la plumilla. Expongo mucho pero vendo poco. Tengo buena prensa, pero el ciudadano de a pie no me comprende. Soy como la La Habitación de Hopper pero es la carta quien lee a la mujer.

A todos los que pasais por aquí -la mayoría perfectos desconocidos- os deseo lo mejor de lo mejor. De verdad, de corazón, Qué importa que no os conozcamos, mejor así, no hay nada que más deteriore las relaciones que el empeñarse en el conocimiento mutuo, labor ingrata, decepcionante y condenada a la nada.

Sí, estoy nihilista, pero cariñoso.

lunes, 24 de diciembre de 2007

Puto lio

La cabeza sirve para buscar coartadas a los desmanes del corazón.

Bueno, también para recordar cómo se hace el nudo de los cordones, sumar, restar y tres tonterías por el estilo.

El corazón va a su bola, ni pide permiso, ni obedece, ni es consecuente, ni responsable, y mucho menos coherente. Nadie desea tener un corazón coherente.

Según los neurólogos esto que yo llamo "el corazón" se sitúa en cierta región del cerebro. La llamaremos, para abreviar, sistema límbico.

Según los neurólogos esto que yo llamo "cabeza" se sitúa en otra parte del cerebro. Lo llamaremos, para abreviar, la corteza.

La frase "me voy ya, porque mañana me levanto temprano" viene de la corteza.

El ruidito que haces cuando te abrazo viene del límbico.

El diferenciar a las sopranos de las contraltos es cosa de la corteza.

La carne de gallina al escuchar una música bellísima es cosa del límbico.

Quien escribe los emails es el límbico, al menos él es quien manda escribirlos.

Quien los tira a la papelera es la corteza.

¡¡Puta corteza!!

¡¡Puto lío!!

viernes, 21 de diciembre de 2007

La cena

Vengo de una cena importante. Muy importante. Nada que ver con ésas de negocios o esas otras de empresa tan usuales en estas fechas.

Vengo de na cena de verdades con alguien que me conoce y me quiere. De contarle mis penas y mis alegrías. Deben ser más alegrías que penas, por eso hemos pasado más rato riendo que llorando. Mucho más. Y no parar de hablar, y venga a confidencias. Y cosas que no nos habíamos dicho nunca salían hoy.

Contarse las verdades es una forma muy bonita de decirse tequiero, vaciar los bolsillos, no tener miedo.

Vuelvo a casa tarde pero con una satisfacción profunda, un bienestar que durante años ha escaseado. Sonará un poco cursi pero traigo paz de espíritu.

M. me regaló una piedra que no era para conseguir trabajo sino "para lo otro". Gracias M., creo empiezo a estar preparado. Así que caliento los músculos, cojo carrerilla, me acerco al borde del precipicio y chas. Extiendo las alas. Puedo volar.

Os quiero.

viernes, 14 de diciembre de 2007

Piano

Me siento al piano después de mucho tiempo. Mis manos están un poco torpes, pero cualquier cosa que toco me suena a gloria.

Lo siento por los que tengan prejuicios, pero me he paseado por No me importa nada que cantó Luz, el Ni más, ni menos que hicieron famosos Los Chichos, La Vida sigue igual de Julio Iglesias... luego he llegado a Delilah, y me he visto cantándola con él mismísimo Tom Jones, en su tierra, dentro de un coche que tenía el volante al revés. Luego Wonderful World, una especie de himno que nunca me falla.

Una chica de pelo corto y ojos grandes, con una mezcla irresistible de fragilidad y fuerza, se me ha acercado mientras cantaba , y New York, New York y Maybe this Time.

Quizá esta vez tenga suerte,
quizá esta vez él se quede.

Quizá esta vez, por primera vez,
el amor no se me escape.
Y me abrace fuerte y encuentre,
por fin, un hogar.

No quiero ser otra vez un perdedor,
ha pasado tantas veces...

Todo el mundo ama a los ganadores,
por eso nadie me quiere a mí

La chica tranquila y feliz, esa soy yo.
Pero esta vez la suerte está de mi lado
y algo va a suceder.
Tiene que ocurrir,
porque algún día tenía que pasar,
y quizá esta vez lo consiga.

martes, 11 de diciembre de 2007

Sin título

En el cuarto de baño hay un alicatado blanco. Baldosines muy pequeños, como los de piscina. Más o menos. La mayoría son blancos, pero hay algunos, salteados, de varios colores. Uno de mis entretenimientos es reconocer el patrón, la secuencia que forman los pocos de colores dentro de los muchos blancos.

La otra mañana C. se despertó antes que yo. Cogió su Nintendo y se vino a mi cama. Se arrimó aprovechando el calor que todavía desprendía mi sueño. Y me desperté con la música de su vida fulgurante al lado, y la cadencia ratonera de la maquinita. No abrí los ojos, ni me incorporé ¿para qué? Para qué iba a levanarme si en ese instante, con los ojos cerrados, lo tenía todo.

Me tomo un Almax. Justo en este instante. No estoy mal, pero hay algo que no he digerido bien. Me refiero a algo de lo que he comido hoy. O quizá es un trozo de la vida, un minuto concreto. uno que picaba mucho, o tenía mucha grasa, o estaba condimentado con poco cariño.

No está bien escribir cartas de amor y no mandarlas. No está bien guardarse besos. Dejarse canciones en libretas olvidadas. No está bien guardarse piropos, cariños o versos. Que te puede caer un guantazo... ah, se siente.

Tengo -de mi madre- un cajón con bobinas de hilo de distintos colores. No sé por qué precisamente eso. Mientras me quedo dormido sobre el teclado y la cabeza se me llena de imágees inconexas .algunas de ellas muy interesantes- el meñique aplasta la letra a del teclado. Abro los ojos y hay demasiadas aaaaaaaaaaaaaaaa. Las borro.

¿Dónde estás?
¿Dónde te has metido?
Me lo pregunto antes de dormirme.

domingo, 9 de diciembre de 2007

N y M

Me llama y me cuenta que hay dos cosas que convierten una casa en un hogar: Niños y Música.

Estoy de acuerdo.

No sólo para un hogar, ¡¡qué sería de mí sin N y M!!

sábado, 8 de diciembre de 2007

Azulmadrid

Hoy hace un día estupendo,
cielo azulmadrid,
luz de invierno.

Miro la ciudad desde mi ventana.
Mi ventana tiene una buena vista.

Yo no soy de bolas de cristal,
ni de posos del té, ni de horóscopos,
cuando busco alguna señal
o alguna pista
o alguna respuesta, alzo la vista al cielo.
Y me quedo así, un buen rato, quieto.

El cielo casi siempre guarda silencio.
No por mala intención, ni por hacerse el interesante,
sino porque es discreto.
No le gusta errar, ni enviarte por el camino incorrecto.
Pero otras veces habla, de forma atropellada,
como un torrente cuando acaba el invierno.
Y te deshace los nudos de dentro y puedes mirar tranquilo a través de los misterios.

Hoy me ha dicho que yo he nacido para querer,
así, como en los boleros,
ni para médico, ni para ingeniero.
Para querer, para buscar como si fuera un polímetro
las pieles que dan calambre,
los ojos que tienen interés,
los abrazos que rompen las costillas,
los labios que no distinguen entre hablar y dar besos.

Que mi vocación es dar, es entrar, es tocar y saltar, y zambullirme,
me ha dicho el cielo que deje de marear la perdiz,
de opositar a curros que no me ponen,
ni me van, curros en los que no soy bueno,
me ha dicho el cielo que no tenga miedo.
Que yo puedo llegar a ser un gran profesional
en el sector de los afectos, tener mi propio proyecto,
ser multinacional, IBEX 35,
e incluso que se hable de mí en Forbes
-dentro de mi gremio, claro, y dándole tiempo al tiempo.

Ten prudencia, la justa,
olvídate de rascar donde no pica,
anda, paso a paso, confía,
mira directamente a los ojos
¿quién dijo miedo?

Hoy luce un día muy hermoso
azulmadrid o azul invierno,
abro la ventana, respiro hondo,
y dejo que resuene en mis pulmones el viento.

viernes, 7 de diciembre de 2007

Las cosas del querer

Escuché a una amiga decir: "Éstá enamorado profundamente de mí. Yo a él no le quiero: le tengo cariño, le aprecio, pero no le quiero". Cuando dijo eso, ambos compartían hijos, casa y lecho.

Lo decía con orgullo, casi dándose importancia. Esa frase estuvo dando vueltas mucho tiempo en mi cabeza. Porque encerraba un veneno y yo quería saber cuál.

Creo que los intercambios de amores en la pareja son insondables. Y que no tienen nada que ver con lo que se declara. Hay parejas que parece que quieren los dos muchísimo y ninguno de los dos quiere. Hay otras en las que uno quiere más, otras en la que uno expresa más sus sentimientos... Yo creo que no hay ninguna relación entre lo que queremos y lo que decimos que queremos.

Los afectos y las emociones son un caballo que llevamos dentro, a veces pasta tranquilo, a veces se desboca y no hay quien lo pare. La razón, las palabras, son unas bridas, casi siempre muy pobres, con las que intentamos llevar a ese caballo por aquí o por allí. No solemos conseguirlo, la mayoría nos daríamos con un canto en los dientes con conseguir que ese caballo no nos tire y nos patee de vez en cuando.

Pero las palabras, no tanto la razón, sirven también para acariciar, y sirven para arañar. En ese sentido las palabras salen a veces del corazón (para acariciar o para arañar -o para más cosas) y a veces de la razón (para acariciar o para arañar o para más cosas).

El marido de la mujer del primer párrafo pensó durante mucho tiempo que su chica lo amaba aunque dijera una y otra vez que no. Ese pensamiento era el betadine que se echaba para desinfectar y ayudar a cicatrizar los arañazos que se hacía escuchando silencios, desplantes, y notequieros. Pero un día el amor que él sentía por ella, y el supuesto amor que ella sentía por él no fueron suficiente, los arañazos no cicatrizaban, se estaban infectando y amenazaban con amargarle la salud.

Por eso se apartó. Porque uno no debe quedarse a escuchar notequieros. No es sano.

Ahora escucho a esa mujer decir que él fue lo que quiso, quiere, querrá, querría y todas las conjugaciones. Parece como si sólo supiera quererle en la distancia, en la ausencia.

Y eso me lleva a otra reflexión:

Que quizá, tener un amor dentro y no saber sacarlo sea como tener un Ferrari en el garaje y no conducirlo, o un Vega Sicilia en la bodega y esperar a que se pique: ¡¡no sirve para nada!!

Lo diré de otra manera.

Tener un amor dentro y no saber sacarlo sustituye el placer de disfrutar por el placer de poseer. El primero es inmediato, infantil, inocente. El segundo tiene un matiz de frustración, racional y perverso.

jueves, 6 de diciembre de 2007

Nieblas

Retorno a las melancolías,
pero estoy de paso.

Me gustan esas nieblas que envuelven Madrid.
La ciudad se vuelve pudorosa de repente.
Se envuelve en gasas vaporosas.
H2O.
Fría y distante.
Y yo paso por ella,
me deja mirarla pero no me deja entrar.

Son las nieblas: las de la ciudad o las del alma.

Los del norte están acostumbrados,
o resignados, según el caso.

Los del Sur retornamos a ellas de vez en cuando,
las disfrutamos por hermosas, por misteriosas
y porque ssbemos que estamos de paso.

martes, 4 de diciembre de 2007

Teorema de la Autoridad Inversa

Los que menos poder tienen son los que más se esfuerzan por mandar, imponer, hacer que mandan, someter, demostrar autoridad... en eso se nota que están en el escalafón más bajo de la pirámide de poder.

viernes, 30 de noviembre de 2007

El Payaso

El payaso no es de sufrir. Lo tiene claro. Ni de aburrirse, ni de agachar la cabeza. Puede que de vez en cuando baje a algún pozo oscuro. Por bajar. Por volver renovado. Por tener algo que contar o para -como dice mi amiga ucraniana- disfrutar mucho más por comparación. El payaso es inequívocamente hedonista y disfrutón. Y no crean que es por vicio, es por necesidad.

La bailarina le ha dicho que son incompatibles. Porque ella es seria y él guasón. Porque ella tiene el alma densa y a él se le escapa por la boca el corazón. Porque ella es reservada y él es vino de una cosecha menor.

-No te das cuenta Charlie, sólo hay que mirarnos los pies para darse cuenta de que esto no tiene ningún futuro: tú, esos zapatones y yo, de puntillas. No es sólo que no te quiera, es que no puede ser.

El payaso aprieta la flor y salpica a la bailarina. A ella le hace gracia y ríe.

El payaso llora a través de la flor de plástico que lleva en la solapa. Así ahorra emoción e impide que se le corra el maquillaje.

Pero el payaso es disfrutón, no puede evitar pensar que el mundo es un vaso medio lleno, las calles son sólo cuadrículas si no están llenas de bromas, la gente es una colección de caras llenas de chistes, y una cama es un desierto si no está llena de besos.

-Tú eres un romántico crónico, dijo la bailarina.

Y lo dijo como si fuera una enfermedad desagradable.

miércoles, 28 de noviembre de 2007

Margaritas

Corté las margaritas y las puse en un jarrón. Amarillas, muy amarillas. Supongo que son también ecológicas y mías. Bueno, digo mías porque han nacido en mis territorios (léase macetas) pero ser, lo que se dice ser, deben ser del cielo, de la tierra, de ellas mismas. Me gusta verlas tan amarillas -hijas de algún sol- y tan suyas -orgullosas y lozanas.

No soy muy bueno haciendo ramos. No sé si es ortodoxo mezclar margaritas blancas de tienda con un clavel que le regalaron a C., con una flor rara que viene de Canarias, y con las margaritas amarillas de mi cosecha. No lo sé, pero me gusta ver el batiburrillo mientras tomo un café con M.

Qué gusto da charlar con un alma más o menos gemela. De la piel, de los abrazos, de los cariños. De cuando los hay a granel y también de cuando nos los racionan. De cuando hay que mendigarlos,. Está feo mendigar abrazos, está feo porque se arruga el alma como se arrugan los dedos cuando pasas mucho rato en la bañera. Supongo que también está feo racionarlos, también se arruga el alma.

Blablablá, blablablá... qué gusto da reírse y compartir y disfrutar de la ficción de que no estamos solos. Que no nacimos solos, ni moriremos solos, que siempre habrá un ángel. Qué mentira tan hermosa. Vale más que muchas verdades.

Como mis margaritas o, mejor dicho, como esas margaritas amarillas que son de ellas mismas, hijas de un sol o de varios, que nos miran desde el jarrón mientras hablamos.

domingo, 25 de noviembre de 2007

El dar

A priori parece razonable que es mejor recibir que dar. Pero no está tan claro. Tiene el dar una gran ventaja frente al recibir y es que quien da elige cuánto, cómo, dónde... hasta cuándo. Mientras que quien recibe está a expensas de quien le da.

Sin entrar en muchos detalles se puede entender que quien da, tiene. Y más tiene cuanto más da. Pero quien recibe tiene... una carencia. Y más grande se hace ésta cuanto más recibe.

Porque si en algo se parecen el dar y el recibir es que el recibir no tiene fondo. Y el dar tampoco.

sábado, 24 de noviembre de 2007

La tristeza

La tristeza es un lujo, y como tal debería pagar impuestos.
Debería pagar un impuesto elevadísimo.
Además sería el único impuesto realmente progresivo y redistributivo, porque la tristeza es cosa de gente acomodada.

Hay más tristes en Basilea que en Camerún, eso está demostrado estadísticamente. Los etíopes hambrientos no se cuelgan de las acacias, ni se autoflagelan pensando en lo cruel de su destino y su condición. Todo lo contrario, en cuanto comen un poco de sopa ya están bailando y saltando y haciendo el amor. No encontrarás un lánguido en las calles de Delhi. En cambio Sir Joseph Hamilton está hoy pesaroso porque han bajado las acciones y se le ha estropeado el Bentley. Tendría que aparecérsele un ángel justiciero y meterle el Bentley por el culo. Pieza por pieza. Los que vienen en los cayucos no se desesperan. ¿Saben por qué? Porque es obligatorio vivir, es un regalo vivir y quien lo desprecia debería pagar por ello.

No estoy hablando de la depresión como enfermedad (aunque me temo que está más extendida en el primer mundo).

Cuando mi madre tenía 38 años le diagnosticaron un cáncer. Tenía también dos hijos. Los días que tenía quimio la veíamos correr al baño a vomitar, capeaba el temporal abrigada en un sillón mirando por la ventana. Al día siguiente iba a trabajar. Nunca escuché a mi madre quejarse por estar enferma, ni se lamentaba al ir empeorando. La recuerdo paseando por la casa los últimos días, maltrecha, pero observando los pequeños detalles con deleite, los adornos, las fotografías... era como si se hubiera tomado un tripi y estuviera descubriendo esos objetos, maravillosos a sus ojos. Se despidió una mañana: adiós, hijo. Con dignidad y cariño: cómo me entere de que desperdicias tu vida llorando por las esquinas vengo y te corro a escobazos. No lo dijo pero como si lo hubiera dicho.

Muriendo mi madre yo contraje la obligación moral de ser feliz, de disfrutar de cada segundo, de exprimir cada instante... Qué acto de soberbia, qué ingratitud tan grande es regodearse en la tristeza, declararse triste de nacimiento o de adopción, qué rechazo me produce en la gente el no saber valorar el sol, la luna, la hierba... simplemente el hecho de tener un hijo y poder verlo crecer tendría que hacernos dar saltos de alegría.

Me acerco a la cama de C. y siento su calor, su respiración pausada, y me parece que si tengo un deber con ella es el de perseguir la felicidad sin descanso. Por mí, para ella. Para que lo vea y lo imite. Y no dar tregua a la pena.

Y si la inteligencia no sirve al fin supremo de ser feliz, pues vaya mierda de inteligencia. Y a todos los intelectuales quejosos y pesimistas, que les den, ya de paso.

Viví con una mujer que cada día al levantarse miraba al cielo, y si estaba gris, se quejaba. Y se ponía de mal humor. La primera semana pensé que era un gesto de distinción, la segunda que se aburría, la tercera que era tonta por comportarse así.

Está bien vista socialmente la queja, da mucho caché el decir que la ópera era mala, los canapés son malos, el vino es malo y la música de la fiesta aburrida. En cambio a mí me parecen gestos ordinarios y vulgares.

Tengo un amigo profesor en la universidad que me trata como si yo fuera un capullo por reírme, sonreír y disfrutar de pequeñas tonterías y me intenta convencer de que con un buen trabajo, tres hijos estupendos y un montón de gente alrededor que le quiere, no puede ilusionarse. Parecerá exquisito y sofisticado pero yo creo que es un poco tonto. Tonto, sí, tonto. Todo porque no viene una princesa azul a salvarle en su caballo blanco... joder, a estas alturas.

Que lo veas de otro color,
que tú eliges,
que si no te curras eso, todo lo demás no sirve,
que no te viene impuesto de fuera,
que nadie tiene la culpa, ni lo puede arreglar,
que permitas de una vez que alguna de las opciones que te ofrece la vida sea la buena en vez de ponerle peros a todas...

...y me mira como si yo fuera marciano o estuviera loco. Le daba así...

viernes, 23 de noviembre de 2007

jueves, 22 de noviembre de 2007

Payasos

Me cuenta mi amiga ucraniana que hay un cuento en su país sobre los payasos. Como yo. Y es que eso de que son gente triste es una falacia. Los payasos lo que tienen es que de tanto maquillarse y desmaquillarse, y también por el tamaño de los zapatos, se les bloquean los lacrimales, no les salen las lágrimas como al resto de la gente. Pero como son gente alegre tienen muy poca necesidad. Eso sí, a veces...

En esos momentos el payaso se pinta una lágrima sobre su maquillaje blanco, minúscula. Y consigue de esa manera -como si fuera una acupuntura (acu-pintura)- llorar discretamente sin que se le corran los colores de la cara. Para dentro. Y se desahoga igual que los que lo hacen a moco tendido.

Y creo que es verdad, que le voy a proponer al Colegio Oficial de Payasos una resolución que diga eso, que los payasos lloramos poco y cuando lo hacemos son lágrimas muy pequeñas, de tinta (perdón, de pintura), y muchas veces, incluso, sirven para que se rían los demás.

Me sonrío, para fuera, le beso otra vez la nuca ligeramente eslava y me asombro de lo bien que voy entendiendo el ucraniano.

miércoles, 21 de noviembre de 2007

Momento


Palabras
.

De qué poco me sirven para contar lo que siento.

Un tapón.

Piedra.

Papel.

Tijera.

Quién dijo mariposas, culebras es lo que tengo en el estómago.

Pasé la noche contando el ir y venir de su aliento.

martes, 20 de noviembre de 2007

Llueve

Llueve en Madrid, a cántaros.

El cielo, en cambio, luce azul.

Nadie me pidió que me quitara el caparazón y las púas. Lo hice yo porque quise.

Porque se me estaba quedando blanco y blandengue el cuerpo de no exponerlo. Al sol. A todos los soles. Me gusta "blandengue", creo que nunca había escrito "blandengue". Si no viniera de "blando" perfectamente podría venir del Congo. Blandengue. Vengo blandengue, mandinga, blandengue bongo.

Llueve en Madrid, a cántaros.

lunes, 19 de noviembre de 2007

Llámame

Llámame para reír, para volar, para coger la vida por los cuernos. Llámame para inventar, para escribir, para cambiar. Llámame para vestirnos de colores y desnudar al sol nuestros cuerpos.

Pero no me llames para pensar, ni para ir de tapas a bares de tristezas. No me llames para ir a entierros, ni para velar, ni para esperar, ni para dar lo viejo por cierto, ni para guardar.

Llámame para gastar.

No me llames para mirar cielos grises. No me llames, por favor, para que te acompañe en el negro.

domingo, 18 de noviembre de 2007

Por eso no miro

Hay noches malas hasta para los taxistas.
Hay veces que mejor no respirar.
Hay alturas que dan miedo a la trapecista.
Hay finales que no sabes cómo empezar.

De tanto asomarme a sus temores,
de tanto ser feliz sin su permiso,
de tanto morir por abrazarla
y darle duchas frías al deseo...
...se me han constipado las ilusiones,
se me han desparejado los calcetines,
se me ha perdido el dos de corazones,
viendo cicatrizar esas esperas.

Hay veces que mejor no preguntar,
hay otras que al fondo no hay sitio,
hay que joderse, cómo duelen las ausencias.
No quiero ver que estás mal, por eso no miro.

sábado, 17 de noviembre de 2007

De noche

Se escucha algún coche a lo lejos,
algún camión de la basura.
Algún hombre que no puede dormir
y pasea al perro.

Se escucha alguna ola,
alguna cascada,
alguna rama crujir.
Se escuchan animales heridos,
un pastor.
Se escucha algún ronquido.
Se escucha un tiempo mejor.
Se escucha tu nombre.

Se escuchan tus perfumes,
tus silencios,
tus timideces,
tus redondeces, tus suspiros...
Se escucha el asfalto,
se escuchan los grifos,
se escucha el latido desacompasado
de mi corazón.

Se escucha girar mi disco
cada día menos duro.
Se escucha algún hueso temblar,
a los lobos pedir una tregua.

Se escuchan el mañana
y el ayer
y una canción de Bob Dylan.
Una canción bastante nueva
que no sé cómo se llama.

Se escucha un gemido
decido que es de placer.

Se escucha a la luna
gritar desconsolada.

Se escucha el declive de la ciudad.
Se escucha un deseo eclosionar.
Se escucha a los guardas de seguridad
con sus plei-esteisions.

Se escucha un violín bastante afinado.
Se escucha a un policía abatido y a un yonqui recién colocado.
Se me escucha a mí frotar el boli con el papel,
se me escucha recién desubicado.

Se escuchan en esta noche tantas cosas
que no puedo soportar este silencio.

viernes, 16 de noviembre de 2007

Raro

--Qué raro ¿verdad?
--...
--No sé, todo.

Tengo una intolerancia fisiológica a la tristeza. A la tristeza sostenida. Cuando la sufro acabo por tener convulsiones, estertores... cuando la presencio acabo por padecerla en mis propias carnes. Me contagio.

¿Es tan difícil disfrutar el instante, el hoy? Paso de vivir repensando a dónde me lleva cada maldito paso. Paso. Paso de intentar averiguar dónde estaré mañana, las consecuencias de cada decisión, prefiero sentir el pie apoyarse, el avance, el gusto que da en cada curva encontrar un nuevo paisaje. Los rayos de sol en el semblante.

Me meto en trascendencias que no me van, ni me sirven, ni me excitan, ni me llevan a ninguna parte. No son mías las trascendencias, me cargan, me apabullan, me salen agujetas de ponerme tan sesudo.

Hace tiempo pude constatar que esta vida es muy corta, muy muy corta.
Puede uno dedicarse a analizarla o a vivirla pero no da tiempo a las dos cosas.
Yo elegí vivirla. Aunque me tenga que pelear cada día con una tendencia aprendida o heredada a descifrarla.




--Pero ¿qué diablos tienes que entender? Es raro, sí, ¿y qué pasa?
--No sé. Todo.

jueves, 15 de noviembre de 2007

Al cine

Quedo con mi amiga ucraniana y me lleva a ver una película subida de tono. Yo diría que muy subida de tono. Me sorprende la elección de la temática pero lo atribuyo a la especificidad cultural.

El cine en cuestión es muy muy viejo, y bastante frío. La calefacción está al 1 o al 2, supongo que así intenta la empresa compensar térmicamente la pantalla. Pero el exceso de gorros de piel hace que no se puedan leer bien los subtítulos.

Hay en la sala bastantes inmigranes más. Durante la proyección mi amiga no me toca en ningún momento, supongo que -llevada del estereotipo del hombre latino- piensa que si lo hace podría desencadenarme una tormenta quimica interior que me hiciera abalanzarme sobre ella y rodar juntos por el estrecho pasillo y no quiere montar un numerito. Yo me muestro bastante distante por 3 razones a saber: la primera, romper el mito del hombre latino, la segunda, complacerla, y la tercera, el pasillo es muy estrecho y podríamos hacernos daño en los riñones. En cualquier caso lo que pasa en las escenas que se proyectan no resulta tan excitante como los magreos que se están pegando los demás asistentes. Estoy tentado de señalarle que estamos dando el cante por ser los únicos que no se meten mano pero no lo digo para que no piense que la acoso.

Pero no puedo evitar cierta tensión sexual en algunos pasajes y le rozo ligeramente la costura del vaquero con mi meñique. Ella no acusa recibo.

Al salir del cine sonríe. Ampliamente. Muy ampliamente. Tanto que me lleva a pensar si no habrá disfrutado de unos cuantos orgasmos ella sola sin decirme nada durante la película. Me alegro por su hipotética buena salud sexual y me pongo los guantes.

A la salida nos encontramos con otros inmigrantes y ella habla con ellos. Por como la tratan deduzco que -entre las fruteras ucranianas- mi amiga disfruta de cierto estatus. Me congratulo sin vehemencia. No me presenta. Yo no tengo especial interés en hablar con ellos (soy muy tímido y no domino el idioma) pero noto que la falta de presentaciones me da más misterio, y aumenta el interés general en averiguar la identidad del tipo con la cara pintada y nariz redonda y roja que acompaña a la vendedora. Unas chicas al fondo comentan entre susurros: "vladivaski, vladivasky" no digo más.

Me lleva a un bar típicamente ucraniano donde nos ponen el típico pincho de tortilla frío de final del día (típico español) que yo me como diciendo que está riquísimo.

Me lleva a tomar unos vodkas, pero el frío del cine me ha calado hasta los huesos y no consigo estabilizarme. Ella sí. Al tercero, se le han puesto las orejas rojas.

Al hecho de que cada uno no hable el idioma del otro se une que la música está muy alta, esto hace imposible la comunicación verbal. Intento la otra y le toco con el meñique la costura del pantalón. Se abalanza sobre mí como si le hubiera apretado su on sexual secreto y me besa apasionadamente. Podría jurar que lo que encuentro dentro de su boca es una lengua.

Me saca del local y me lleva a su apartamento (que está bastante cerca) dos paradas y media de metro.

El apartamento de mi amiga ucraniana es pequeño (como suelen ser los de los inmigranes) y eminentemente blanco. Supongo que ha elegido esta decoración para que le recuerde los campos nevados de su tierra natal.

Me gusta ese blanco.

También me gusta el ucraniano como lengua.

Me gusta ella.

Pero el agua de la ducha está muy fría.

Mucho.

Supongo que es para que le recuerde su tierra natal.

miércoles, 14 de noviembre de 2007

Si soplas...




Si soplas me caigo.

Te lo advierto. Aunque me veas grande. Si soplas me caigo.

Hoy, justamente hoy.

No hago un drama, está bien ser de paja de vez en cuando. De papel. Ser un cuento y poco mas, de tal manera que si soplas: me caigo.

El payaso tenía la estúpida manía de enamorarse de quien no le quería. "Amores imposibles los justos --le dijo el domador-- muerde más fuerte la pena que los leones". El domador era un tipo lleno de cicatrices, se había pasado la vida enamorándose de quien no debía, por eso sabia de qué hablaba. Por eso había que hacerle caso.

Me miro en el espejo y me pinto la cara de clown. Una sonrisa inmensa, una nariz roja y redonda, pelo naranja, los ojos blancos y grandes. Añado el detalle de una lágrima minúscula. Porque si la pinto consigo evitar que me salga. Si la pinto la conjuro. Por eso la pinto. Por eso, antes de salir a la pista, escribo esto. Si lo escribo lo conjuro.

Tomo dos piedras del suelo junto al carromato. Las meto en los bolsillos. Creo que así conseguiré impedirlo. Porque hoy, si soplas, me caigo.

martes, 13 de noviembre de 2007

9 de la mañana

Buenos días, malas hierbas.

Estoy contento de tener un paraíso o 2 aquí en la Tierra.

De ser como soy (más o menos)

Más o menos como soy y más o menos contento.

domingo, 11 de noviembre de 2007

Decir o no decir (y II)

Llego tarde a una comida con amigos porque he estado pidiéndole matrimonio a una chica.

Con lo cual contradigo el post anterior.

Espero que me perdonéis, pero era un caso de vida o muerte. Vida y muerte mías, que nadie se asuste.

Además lo he hecho por SMS.

Con lo cual contradigo un post anterior en el que reprobaba el uso de la mensajería instantánea para pedir matrimonio porque me parecía cutre.

Puestos a contradecir, también he contradecido o contradicho mis principios fundamentales ofreciéndole tenencia de mascota, que para mí ya es ofrecer, concretamente perro.

He utilizado la fórmula tradicional de "pienso que puedo ser un buen marido para tus hijos y un buen padre para ti" porque era la que más se ajustaba a mi sentir, pero pudiera ser que los nervios me hubieran jugado alguna mala pasada.

Me he dado cuenta hace bien poco de que la adoro. La adoro con las cinco letras la a, la d, las dos oes y la erre. Yo si no adoro con las cinco letras no adoro, eso es verdad. También la adoro con las cinco letras de mi propio nombre, que son todas distintas y también entre ellas hay una erre.

No la veía muy convencida y le he propueso usar de testigo de esta petición al oso Yogui por ser un personaje común de nuestras infancias que aúna el amor por la naturaleza, con cierta picardía inofensiva. El oso Yogui lleva corbata y eso le hace apto para este tipo de celebraciones, no pasa lo mismo con Speedy González, por ejemplo. Ahí, tenéis que reconocerlo: he estado fino.

El cuscús está muy rico pero no me entero mucho de lo que se habla en la comida de mis amigos porque no me ha contestado. Eso, sin producirme grandes dolores, si que me genera cierta incertidumbre. Normal, digo yo. Los otros comensales acusan la falta de concentración que resta mucho brillo a mis comentarios otrora jocosos.

Se dedica a la fruta, sólo a la dulce. Su especialidad son las mandarinas. Y según la numerología, las uniones sentimentales de payaso y frutera pueden dar mucho de sí.

Sí, mandarinas.

viernes, 9 de noviembre de 2007

Decir o no decir (I)

A veces uno tiene sentimientos y algo le dice que no debe expresarlos.

Expresarlos del verbo contarlos y expresarlos del verbo vivirlos.

No se sabe si la voz es la de la cordura o la más cabrona, la del miedo.

Pero en cualquier caso no conviene darles mucha bola, ni alargar la situación.

Escriba usted esos sentimientos, métalos en una botella y déjela en el río.

Si quiere imagine que llegan a una playa y alguien los recibe pero lo más probable es que se rompan contre la primera piedra.

Y ahora, si quiere busque más, o déjese de una vez de tanto sentimiento y hágase prágmatico. Le irá mejor.

lunes, 5 de noviembre de 2007

Ucraniano

Me despierto, ya entra la luz por la ventana. Tierna todavía.

Y empiezan a caer sobre mí las gotitas que son recuerdos, sensaciones e ideas.

Se hacen catarata que empapa y golpea. ¡Vaya manera de despertar! Con la habitación completamente desordenada (e inundada) me levanto y escucho las voces de los que no están: niños, mayores... huelo el café y las tostadas que nadie ha hecho. Está el hotel en temporada baja, es normal que no se oiga nada.

En el espejo el mismo tonto sonriente. A veces la sonrisa es límpida y otras sarcástica. Esto depende de si la catarata era de río de montaña o de aguas fecales.

Me consta que Madrid me espera -una parte- así que me ducho, me repaso la barba y, antes de salir a la carrera, le pongo agua a mis plantitas: ellas también me necesitan.

Ella habla un ucraniano perfecto, yo le entiendo algunas cosas.
Un castellano indescifrable si no le estás viendo los ojos.
Tiene una melena rubia cortita que deja al aire una nuca ligeramente eslava.

-¿Cómo se dice en ucraniano "te quiero"?
-"Te daré mandarina al amanecer" ¿Por qué lo preguntas?
- No, por nada.

Joder con el ucraniano.

miércoles, 31 de octubre de 2007

Callo

Callo, para ver si consigo escucharme.
Callo, para que reposen las palabras,
se estén quietas de una vez
y poderlas recoger.
Callo para entenderte.
Para aclararme.
Ordenarlas.
Y ver si el resultado es una verdad rotunda o un galimatías.

lunes, 29 de octubre de 2007

2 amigos

A veces me desmorono.

Como los títeres de hilo cuando se deja caer la cruceta.

Pero pasa algo, o llega alguien, y con un mimo me "morona" de nuevo.

Las dos líneas que vienen son un flash-back.

En la terraza. Una comida sencilla, de trabajo y de lujo al mismo tiempo.
- Es como si fuéramos ricos
- Es mejor.

El sol de otoño en la cara.

¿Quién quiere un yate de 20 metros si tiene 2 amigos?

domingo, 14 de octubre de 2007

Arreglos

Hay en mi barrio un establecimiento de arreglos de ropa al que recurro principalmente cuando tengo algún problema con los bajos.

El problema con los bajos consiste, casi siempre, en que hay que cogerlos.

La dependienta, una mujerona muy felliniana, lo denomina así: "cogerte los bajos". Y por tanto yo lo considero tecnicismo: "coger a uno/a los bajos".

La dependienta me tutea desde el primer día. A mí me parece natural. Si yo gastara esa talla de sujetador y ese metro ochenta y cinco tutearía hasta al Ministro de Agricultura.

Mi experiencia me dice que siente predilección por los jerseys de punto de cuello vuelto, que le realzan la figura. Y también por las rebequitas abotonadas con cuello de pico que le quedan de infarto. No he conocido otra mujer en mi vida a quien le sienten mejor las rebequitas.

Alguna vez llevo otra cosa que no son pantalones, y entonces, sin previo aviso, aparecen términos como sisa, bies, pespunte, remetido, dobladillo.

No la entiendo.

Pero le guardo devoción.

Y me fío de sus puntadas como si fuera cirujano.

Si no, ¿de qué iba yo a poner mis bajos en sus manos?

jueves, 11 de octubre de 2007

DD.DD.CC.

Voy dejando que languidezca el día,
que se callen los vecinos,
que se aplaquen las urgencias.

Entonces me quito las corbatas.
Ésas que me agarran del cuello,
también las que me atan las manos a la espalda.

Y me nacen dos alas,
dos pies descalzos que hundir en el barro.
Algunos días incluso más.

Me lleno la cabeza de sonrisas como océanos,
de notas musicales,
también alguna mujer medio desnuda.
No lo voy a negar.
¿Qué es una mujer medio desnuda
sino un cóctel de sonrisas, océano y notas musicales?
Acantilados, viento en la cara.

No es fácil escribir poesía con una cartera encima de los hombros.
No es fácil ver el mar en los ojos blindados de un notario.

La boca seca, el corazón humedecido;
florecen mis manos acariciando palabras y acariciando te.
Entonces sé que soy un poco Drácula, bastante bebé.

Y me hace falta que languidezca el día,
que se callan los vecinos,
que se me calman las urgencias
para sentir deseos desordenados y ciegos.

lunes, 8 de octubre de 2007

Dar

No tiene mucho fundamento
pero cuanto más doy más tengo.

Risas, amores,
canciones, picardías...
siendo generoso se multiplican.

Mi piel para que la toques
Para encender la tuya, mi sonrisa.

Crece la vida de usarla y de gastarla,
crece y crece la vida
de vivirla.

jueves, 27 de septiembre de 2007

La camiseta

Recojo la ropa del tendedero. La doblo con cuidado. Hay tipos con bíceps como rocas, los hay de ojos azules y peligrosos, otros tienen labia... yo doblo la ropa con un estilazo tremendo. Y, créanme, los que doblamos bien la ropa, también tenemos nuestro público.

En la tercera cuerda, guardándole la espalda a unos calzoncillos de H&M, estaba una de mis camisetas favoritas. ¡Qué digo! Estaba la que, sin duda, es mi camiseta favorita. Un hombre como yo, con varias separaciones a sus espaldas, no tiene fácil el creer en la durabilidad de las relaciones. Menos aún en dioses y otras patrañas. Los amigos de verdad se cuentan con los dedos de la mano. Uf.

La coloco boca abajo sobre la mesa. Llego a la conclusión de que mantengo una relación estable y sincera con esta camiseta. Que no me da miedo abrirle mi corazón. Una relación más estable, más honesta y más limpia que la de muchos matrimonios de 20 años juntos.

Le pongo las mangas en la espalda y paso la mano de arriba a abajo por los bordes para que no queden arrugas indeseables.

Esta camiseta me ha acompañado en momentos terribles, también estaba conmigo en ratos gloriosos. Es inevitable asociarla más al verano o a la primavera que al invierno. Días luminosos. No sé si se han parado a pensarlo pero si con una pareja se pasan 4 ó 5 horas de un día entresemana, con una camiseta se pasan 14 o más. Una vez que la eliges no se separa de ti, llueva o nieve, salgan las cosas mal o bien, la camiseta no es como el desodorante, nunca te abandona.

Sí, vale, tengo que reconocer que no tienen mucha conversación, pero hay damas de honor de fiestas de algunos pueblos que tampoco y mira: una camiseta nunca atenta contra la RAE, ni dice inconveniencias, ni es indiscreta, ni chismorrea, ni miente...

Doblo en tres partes, sigue boca abajo.

La doy la vuelta. Si tuviera ojos la miraría a los ojos. Si tuviera corazón lo tendría liso, sin arrugas. La coloco encima de una negra de Decathlon que compré por 1€. Una camiseta con una dignidad que para sí quisieran muchos funcionarios del cuerpo diplomático.

Mi camiseta favorita, esa que se va afaldando por los innumerables lavados, esa que tiene el cuello tan sobado que se deshilacha, es de Phineas y reza to be or not to be. Esa es la cuestión.

viernes, 21 de septiembre de 2007

Llueve

Hoy es el primer día del otoño.

Da igual lo de la inauguración oficial el día 21, cuando cambia el olor, cuando la luz es otra, entonces ha llegado el otoño, el calendario no tiene mucho que decir.

Es agradable por el cambio. Bueno, eso para mí que me gustan los cambios.

He visto amanecer, la pantalla del ordenador y un trozo de cielo que primero era negro, luego gris rarísimo y ahora blanco. Las ventanas siguen abiertas por la inercia del verano, contrapongo al sueño y al fresquito un té.

Reina un silencio profundo en el edificio, o mis vecinos no se han despertado lo han hecho con la cadencia de la oruga.

Añoro una galleta oreo, quizá un beso calentito; pero alojo una alegría íntima, del tamaño de una pepita de oro. Porque hoy es el primer día del otoño y a mí me gustan los cambios.

lunes, 17 de septiembre de 2007

El perro-pequeño

No soy muy de perros. No me proyecto lo bastante con ellos, pefiero un rosal, un laurel o una parra. Además al laurel no hay que sacarlo a hacer sus cosas.

Tendría yo unos 17 e iba por la calle con mi amigo A. Nos cruzamos con una señora que llevaba un perro pequeño, perro-birria, diría yo. El chucho se puso a ladrarme como si tuviera dentro a la niña del exorcista poseída a su vez por el diablo. Tiraba de la correa como para soltarse y atacarme. Yo le pegué cuatro voces y amenacé patada. El perro se enfureció más aún. El rifirrafe duró unos segundos eternos, pasé nervios y, he de reconocerlo, también miedo. La cosa terminó con la señora regañándome a mí y defendiendo a su chucho infame.

Mi amigo A. que era (y es) hombre de muchas luces y templado me dijo que los perros pequeños son más propensos a la bronca que los grandes porque tienen miedo. Parece ser que todo a su alrededor les resulta gigante y amenazador. Según él, y yo me fío, el complejo de inferioridad del miniperro le lleva a enfrentarse y ladrar a la primera de cambio.

Y yo creo que a las personas nos pasa exactamente lo mismo. Cuando estamos perropequeño nos envalentonamos y nos ponemos arrogantes y agresivos y en cambio en épocas de paz a lo mastín del Pirineo, no nos alteramos, somos conciliadores y condescendientes.

Detrás de gritos, amenazas e insultos suelen encontrarse flaquezas terribles. O eso me parece a mí.

Como no soy monje budista es normal que ante un perro canijo cabreado en un primer momento desee que le caigan encima un par de apisonadoras. Pero en un segundo o dos, me reconduzco, me equilibro y racionalizo... habla chucho que no te escucho: ommmm.

miércoles, 12 de septiembre de 2007

martes, 11 de septiembre de 2007

Enfermedad

El otro día, no sé de qué estábamos hablando, me contó C. que a partir de los 35 es muy difícil enamorarse.

Porque, al parecer, la molécula que se estimula en el cerebro para la cosa del enamoramiento escasea o se hace la remolona, que para el caso es lo mismo.

Citaba fuentes solventes, eso me fastidió.

Vaya, con lo que me gusta a mí enamorarme...

Me quedé un poco planchado, la verdad.

- Pero Mano, no te deprimas, enamorarse es una enfermedad.

- Ya, pero como enfermedad es muy especial: todo el mundo quiere contagiarse.

viernes, 7 de septiembre de 2007

Inteligencia Emocional

Axioma 217:
Si eres empático y tienes mucha inteligencia emocional acaban cayéndote unas hostias como panes.

Con perdón.

Qué me tiene que importar a mí si fulanito se agarra el canasto de las chufas, se enajena y me monta el pollo. me lo pregunto yo.
Pues sí, me traigo el disgusto a casa.

También es verdad, por otro lado, que cuando mi amigo F. está feliz, lo disfruto como propio. Lo mismo si mis actrices favoritas chispean, se enamoran y gozan de la vida y sus regalos. Me hace sentirme bien.
También me lo traigo a casa.

lunes, 3 de septiembre de 2007

Sin esperarlo

Me trajo en coche a casa.
Por el camino me dijo "el raro eres tú"

Mientras, calle a calle, yo la orientaba.

Lo dijo porque no me gustan las despedidas de soltero.
Ni las chicas que se desnudan sin ganas.
Ni las tetas de silicona.
Ni los oficinistas vestidos de torero.

Nos quedamos charlando hasta las tantas.
Le dije: me gusta hablar contigo.
Es bonito ser ola, sin esperarlo. Dejarte ser barca.

Hablamos.
De infidelidades, de mentiras, de verdades
de lágrimas, de besos...
de lo terapeuticos que resultan los abrazos.
De los amigos, de las amigas, de los amantes.
de padres, de hermanos...
De la urgencia de amar a destajo,
de lo imperioso de amar a todos lados.

Reímos.

Casilloramos.

Nos quedamos charlando horas y horas.
Me dijo: me gusta hablar contigo.

Acompasados
.

Es bonito ser barca. Dejarte ser ola.
Sin esperarlo.

sábado, 1 de septiembre de 2007

Verbos

Entre entender y querer, lo tengo claro.

Prefiero que me quieran.

Entre entender y querer, lo tengo claro.

Prefiero querer.

jueves, 30 de agosto de 2007

Sin Título

Me duele una anatomía incierta, rara.
No me la ubico.
Y por eso estoy tentado algunos días
de decir que no me duele.

Pero me duele.
¡Vaya si me duele!

Dentro del amplificador que forman mis costillas...
entre el bazo y el brazo...
este otro costado...
No sé bien.

Miro hacia atrás y se me pasa.
Será el mover el cuello, el levantar la vista...
Presiento que no estás,
que te has marchado.
Y al presentir me duele una anatomía imprecisa, rara.

Será quizá ese órgano donde cristalizan los abrazos.

miércoles, 29 de agosto de 2007

Necesidad

Me meto en mi cama vacía.
Y, antes de dormirme, la quiero un rato.

Quedamente.

En voz baja.
Como quien musita una salmodia.

Para que no se despierte.
La quiero sin su consentimiento,
sin su conocimiento, de extranjis.

Le escribo y no le mando.

Como dicen en el metro:
"No es por vicio, es por necesidad"

martes, 28 de agosto de 2007

...mortadela sin ti

Es sábado y he decidido no trabajar, cosas mías.

Me voy al súper. Compro 250gr de un jamón muy de bellota y un Ribera de 23€ la botella..

Llego a casa, subo a la cocina y lo extiendo en un plato bastante bonito. El jamón, claro.

Cojo un vaso y lo lleno hasta la mitad. Con vino, tinto.

Miro el holograma, la etiqueta de diseño, la DO, el número de serie...

Me siento,
y al rato de lo que debería ser un homenaje,
un exceso y un frenesí...
me doy cuenta de que el jamón bueno
me sabe a mortadela sin ti.

domingo, 26 de agosto de 2007

La Puta Coca

Él se está matando con la puta coca. No es que se le haya desgastado el tabique. No es que mañana un ictus le deje vegetal en una silla de ruedas. Es que se está matando de soledad, que es el cáncer peor de todos.

Ya nadie le llama. Cuando nadie te llama te mueres.

Ya nadie le cree. Cuando nadie te cree estás muerto.

Cuando sólo te coge el teléfono tu camello, algo no anda bien.

Qué podemos hacer sus amigos.

Podemos escribir un discurso bonito y emotivo para leer cuando vayamos a su entierro.

Podemos alejarnos para que si tira de nosotros no nos hundamos con él.

Podemos prestarle más dinero para que se meta más, que es lo que quiere, y acabe antes. Podemos no prestárselo para que se desespere y se tire por la ventana. Podemos darnos la vuelta, mirar a otro lado y quedarnos con el recuerdo de su talento y su sentido del humor brillante bien trituraditos sobre un espejo.

Vuelvo en bici del centro y le veo durmiendo en los bancos de la Castellana.

Hoy no me interesa la coca como el aderezo transgresor y picante de las biografías de Joplin, Porter, Hendrix o Mick Jagger.

A él la coca no le hace genial e inspirado, solo le inyecta sangre en los ojos y le insta a poner un ladrillo tras otro en el muro que le aparta del resto del mundo, que le garantiza la soledad oscura. El muro que poco a poco, le va quitando la vida.

miércoles, 22 de agosto de 2007

Libertad y libertinaje

No hay que confundir libertad con libertinaje.

Esta era una de las frases preferidad de mi abuelo.
Frase capciosa como pocas. El enunciado ya te plantea un yin y un yan, un bien y un mal, un blanco y un negro.... A ver, si "libertad" es palabra mayúscula... por eliminación "libertinaje" es malo, negro y yan.

Pero ocurre que "libertad" es un término demasiado complejo, esquivo... los filósofos llevan años dándole vueltas y no se ponen de acuerdo. Que si miedo a la libertad, que si tal y que si cual. Pasa que "libertad" es una palabra muy grande para mí. Me desasosiega como compañera, me exige mucho.

Por eso me quedo con "libertinaje", que es como más pret-a-porter. Le atribuyo etimologicamente ser hija de un libertino y nieta de abordaje (por ejemplo) Y me mola, me mola "libertinaje".

Además me sigue valiendo la frase de mi abuelo "No hay que confundir libertad con libertinaje" con una nota al pie que diga: Mientras te aclaras con qué significa la libertad, practica el libertinaje, sé práctico.

Otra frase genial era esa de: Los extremos se tocan.

La decía también mi abuelo, pero no aportaba ninguna prueba.

Además, y si se tocan ¿qué?

Yo creo que en la generaciones anteriores el "tocarse" era sinónimo de infierno. De esta manera, me da a mí que mi abuelo decía que los extremos son malos (lo que subyace a la frase) no tanto por ser radicales como por tocarse. Pero quizá no fuera así y mi abuelo quería decir otra cosa como por ejemplo que de pequeño había visto a un fascista y a un comunista morreándose y metiéndose mano en un parque y la escena le inspiró esa frase. Leída de esa manera, hay que reconocer que es un prodigio de síntesis y elegancia.

Y ahora, mis queridos lectores, como ejercicio de vuelta de vacaciones, en vez de la consabida redacción, manden ustedes frases célebres y expresiones que les hayan conmovido especialmente durante su vida y que recuerden.

Salud

lunes, 20 de agosto de 2007

¿Para qué sirve la gente?

Tirados en la arena
hablamos de la estética de los orgasmos
hablamos de las parejas desparejadas
hablamos de las soledades acompañadas
hablamos de los te quiero que no llegan
hablamos de los que llegan tarde
(los te quiero, ya insípidos, tardíos)

Tirados en la arena
sentimos que llega el frío
sentimos que el sol se va
sentimos que el día se acaba
sentimos que las palabras no nos conducen donde queremos

Papá, ¿para qué sirve la gente?
És una más en una sucesión de preguntas de ese tipo:
¿quién creó el espacio?
¿qué había antes del planeta?
Yo no creo en Dios... Bueno, a veces sí...

Ella está en esas cosas ahora.

De golpe no hay más sonido en mi cabeza.
Papá, ¿para qué sirve la gente?
"Yo creo que para nada, hija".
Es lo que debería decir. Pero la engaño y armo un discurso sobre la imaginación, la creación, la bondad, el amor, la solidaridad... No sé si creérmelo, pero es lo que hago. Yo, que no sé para qué sirve la gente.

Tirados en la arena
nos miramos y sonreímos y carcajeamos
nos queremos sin decirlo
nos confesamos sin hablar.
Quizá para eso sirve la gente. No lo sé.

domingo, 19 de agosto de 2007

Esto me pasó a mí

Viví con una mujer que a menudo me recordaba que no me quería.
Lo decía un lunes, por ejemplo. Y no se alteraba ni un poco.
Lo decía sin maldad. No como quien lanza un cuchillo, más bien como quien corta con él unos pimientos. Era un hecho cotidiano, como que el sol sale por oriente, y nadie tenía la culpa, era así y ya está. Parecerá contradictorio y masoquista pero a día de hoy creo que lo decía con cariño.
Yo algunos días analizaba y pensaba en qué resorte le obligaba a manifestarme su desamor. Lo analizaba a la luz de las teorías que nos fueran más favorables, sobre todo a ella.... Otros días simplemente me jodía.
- Tú estás enamorado de mí, es normal. Por cómo tú eres y por cómo soy yo. Y yo no. Te quiero, pero enamorada no estoy. Lo sé porque lo estuve de Luis. Uf, aquello sí que fue una pasión.
Se suponía que a mí no debía afectarme escuchar aquello.
Las primeras veces... aghhhh.
Las segundas veces... bahhhh.
A todo se acostumbra uno.
Llegó un día en el que ya estaba muy acostumbrado a que me quisieran como se quiere a un séter (caro y con pedigrí, eso sí). A que la acción hubiera devenido en una camaradería, en un compañerismo, en un buen rollooooo... Qué estupendo es sentarnos en el sofá a leer y ver crecer las margaritas, ¿verdad cariño? Ni siquiera me di cuenta de que ya no me decía notequieros.

Había salido a mear, yo solo, ya no me escapaba. Y en la calle alguien me dio unas palmaditas en el lomo, me sonrió, me dijo uyquechuchotanmono. Le hice todas las gracias que me sabía: darle la patita, tumbarme boca arriba, etc. Y aplaudió. Le comí todos los caramelos. Volví a casa moviendo el rabo de un lado a otro más contento que unas pascuas.

Estaba yo haciendo la maleta y me vino aquella mujer con unos tequieros sinceros, magníficos y relucientes. A mí no me extrañó que los tuviera nuevecitos, eran seis años los que llevaba sin usarlos.

- Te sientan muy bien esos tequieros, te hacen más joven y más guapa. No dejes de ponértelos cuando salgas a la calle.

No, no se lo dije. ¿Para qué?

sábado, 18 de agosto de 2007

Poesía

Tengo instalados dos sistemas operativos en mi disco duro.
Quiero decir en el HD que llevo entre las orejas.
Con uno escribo las canciones y con otro manejo el Excel.

Al levantarme por la mañana me arranco en uno o en el otro.

Porque yo empecé la vida en PC, venga a pensar y a pensar. Y me fui quitando, poco a poco. Rehabilitándome. Instalándome sentimientos y emociones. Me pasé a MAC, me hice salvaje. Me salió rana. Y caro. MAC es caro, todos lo sabemos.

viernes, 17 de agosto de 2007

No me entiende

Un día piensas: me entiende.
Y esa impresión te da fuerzas,
te hace sentir bien.
Como si no estuvieras solo,
como si fuera verdad,
como si fuera posible.

Pero llega otro día y piensas: no me entiende.
Y entonces vuelves a la casilla de salida
y vuelves a agitar los dados.
Te sientes un poco perdedor.
Y el estar sereno y en lo cierto
no te consuela.

jueves, 16 de agosto de 2007

Aire

Hundir la cabeza en tu melena.
Como quien huele una flor.
Pan caliente,
Uvas, quizá.
Inhalar, con suerte, alguno de tus pensamientos.
Aspirar profundo.
Esnifarte.

Me da igaul que se desnude la luna.
Me da igual que el sol siga solo.

Quiero hundir la cabeza en tu melena.
Como quien reza.
A un mendrugo de pan.
A un vaso terciado de vino.
Inhalar, con suerte, alguno de tus sentimientos.
Ojos cerrados.
Respirarte.

miércoles, 15 de agosto de 2007

Mujer descalza

Una mujer descalza en la boca de metro.
De pie.
Va bien vestida, espera a alguien.
Espera a alguien con la tranquilidad que da el estar seguro de que va a llegar.
Es de noche.
La boca de metro está en un barrio de las afueras.
Nadie entra ni sale, nadie camina por la calle. Ella sigue allí y yo la miro al pasar.
Me gustaría ser mujer descalza en la boca de metro.
De pie.
Y tener la certeza de que va a llegar.
¿Quién? No sé, alguien.
Estar tranquilo.
Sentir en la cara el aire fresco de la noche y en los pies el cemento aun caliente.

lunes, 13 de agosto de 2007

Las fotos

Hojeo el álbum, paso las hojas.
Ojeo el álbum, paso los ojos.

Siempre sales rara en las fotos.
Con la mirada diciendo una cosa y la boca otra.
Una expresión ambigua, que un despistado podría llamar melancolía.
Es que no hay manera de encontrarte una risa franca.
No hay quien te pille despeinada.
Descolocada.
Podría pensar que es cosa de que te relajes y te laves la cara.
Pero no.
Si no sabes mirarle a la vida con vertiginosa y espontánea alegría dificilmente podrás sonreír a esa cajita estúpida que llamamos cámara.
Es por eso que siempre sales rara en las fotos.

domingo, 12 de agosto de 2007

A los franceses les gustan las lánguidas

Salgo del cine de ver una película francesa.

Llevaba un tiempo que no iba a ver películas francesas porque estaba cansado del rollo del anticuario cuarentón que conoce a una chica de 30 con una innfancia problemática -pero no mucho- que ahora trabaja en una galería de arte y ambos se entrelazan en una historia de una gran intensidad metafísica en la que pronto se pone de manifiesto la incapacidad de ambos para alcanzar alguna forma de felicidad a pesar de contar con un nivel intelectual altísimo. Puaj. Para vomitar. Los franceses se toman muy en serio a si mismos y se les estaba atragantando la grandeur.

La de hoy me ha sorprendido porque tenía presentación, nudo y desenlace, una estructura narrativa tan clásica como eficaz. ¡¡¡¡¡Había una historia!!!!! Parece como si a los cineastas franceses durante muchos años les hubiera parecido horrorosamente vulgar que a la salida del cine un telespectador pudiera contarle a otro en tres frases de qué iba la peli. Leías la sinopsis y se descolgaban con un: "el director reflexiona sobre la profundidad del blanco, mientras los personajes se asoman a la superficialidad de la nada con una actitud de riesgo bastante ambigua lo que les lleva a una crisis existencial en la que recapacitan sobre la idoneidad de los sentimientos mirándose en el espejo de una sociedad absorta en la negrura de un destino no elegido" El único sentimiento idóneo era el aburrimiento ante esa sucesion de fotogramas vacios que sólo eran un monumento a la falta de imaginación del cineasta.

El Extraño
es una historia de amor bien contada en la que se pueden echar unas lagrimitas muy a gusto. Tiene sus trucos y algunos planos de más, pero se disfruta. El director no va de vanguardista por la vida y por eso se le disfruta y se le entiende. Pero si bien ha hecho una película entretenida y consistente no ha podido librarse de una de las lacras del último cine francés: la pava con ínfulas. Desde que Juliette Binoche sacralizara la cara de pazguata, en toda película francesa tiene que haber una chica insulsa con expresión de sosa a la que -ante la falta de repertorio gestual- le atribuímos una vida interior intensa de narices.

O eso, o es que a los franceses les gustan las lánguidas.

viernes, 10 de agosto de 2007

Callar

No siempre callo cuando debo.
Por falta de criterio, de oportunidad, de talento... pero sobre todo porque el verbo deber y yo no nos llevamos bien.
Al final no importan tanto las razones como las emociones, por mucho que te empeñes.
Si las razones no nos defienden de la soledad, si no nos ayudan a encontrar caminos... quién quiere estar del lado de las razones.
Incluso rodeado de gente se siente la soledad.
Porque la gente es razones y también emociones.
Pero menos.
¿Y te extraña que apueste por las emociones?
¿Y te extraña que reniegue de las razones?
No siempre callo cuando debo, ya lo sé.

jueves, 9 de agosto de 2007

Sin Titulo

Si puedo elegir,
llámame ola.
Ni río, ni estanque,
ni grifo, ni mar,
prefiero ola.

Si puedo elegir,
llámame pan.
Ni filete, ni fresas,
ni azúcar, ni sal,
prefiero pan.

Si puedo elegir,
llámame ahora.
Ni ayer, ni mañana,
ni pronto, ni después,
prefiero ahora.

miércoles, 8 de agosto de 2007

Córdoba

Paro en Córdoba.
En una gasolinera, en la autopista.

Y está justo poniéndose el sol.
Ese mismo sol, detrás de esas mismas montañas... lo miró un califa.
Estoy seguro.. Una tarde de agosto como ésta.
Sintiendo, como yo ahora, que al ocultarse nos perdona.
Cuando aquí, en vez de fábricas y miles de casas y autopista y gasolinera, había vergel.

Vergel y califa.

El califa y yo tenemos el 99,9% del material genético idéntico. O quizá más. Una obsesión parecida en la cabeza. Un manojo de miedos muy similar.

Y un sol que, ocultándose, nos perdona.

En Córdoba. En una gasolinera junto a la autopista.

domingo, 29 de julio de 2007

De vuelta

Vamos y venimos.
No es lineal la cosa.
Tiene más que ver esto nuestro -lo de vivir, digo- con el mar llegando una y otra vez a la playa. Tenemos la sensación de haber pasado antes por aquí.
Momento angular.
Ciclo.
Aquí estoy después de unas vacaciones llenas de trabajo.
Otras veces con mucho trabajo he encontrado un hueco, pero esta vez no.
Otras razones a las que no alcanzo. Supongo.
Cansancios nuevos. Los mismos cansancios.
Sequías recién llegadas. Las mismas sequías.
Distinta cara. El mismo espejo.

sábado, 14 de julio de 2007

Las Hormigas

Le proporciono un traumatismo craneo-encefálico a una hormiga que me incomoda paseándose delante de mi plato con arrogancia.
Lo hago con el índice.
Al levantar, en vez de estar despatarrada sale corriendo, dando vueltas, a lo loco. Me pregunto si será un último estertor, si habrá visto al Dios de las hormigas o una luz blanca al fondo y se acordará de cuando era pequeña.
Me lo pregunto durante unos tres segundos.
Me limpio el dedo con la servilleta y pincho otro trozo de calabacín.
No me gustaría ser hormiga arrogante con traumatismo craneoencefálico.

Es muy pequeña. Como la mitad que ésas que observaba de pequeño. Más o menos el doble de pequeña (¿o se dice "la mitad de pequeña"?). Maybe yo soy el doble de grande.
Maldito relativismo, vamos a acabar por volvernos todos locos.
Llega tarde el avión de Air Plus Comet.

Por mucho que me burle tengo que reconocer que envidio la posibilidad de andar por paredes y techo. Sí, qué pasa. Y también la capacidad para sobrevivir sin rasguños a una caída de una altura cien veces mi estatura.

No envidio, todo lo contrario, me repugna, el ser todas iguales y moverse con ese aire marcial que parece que no tienen cerebro ni libre albedrío ni nada. Si yo fuera hormiga me podríais reconocer por ser gordita, llevar una camiseta de un color chillón o unas sandalias cantosas y un iPod. Como persona no me hace falta el iPod, pero como hormiga me sería muy necesario. Para combatir el aburrimiento.

viernes, 13 de julio de 2007

Lo que no puedes hacer

El mejor placer en la vida es hacer lo que la gente te dice que no puedes hacer.

W. Bagebot

No sé quién es este señor. Pero me parece interesante lo que dice.

jueves, 12 de julio de 2007

Eres

Eres los cuernos de la luna.
Apuntándome.
Eres el agua que llevo dentro de la piel.

Eres la noche
cuando bebo de tus senos,
la noche entera bajo el cielo negro de algodón.

Eres el azúcar que hay encima de los suizos,
la espuma sobre las olas.
Eres una trucha que agarro y se me escapa,
eres el ramo, eres la tarta, eres la boda.

Afilo la hoja de mis besos
e intento pelarte el corazón.
Para besarlo desnudo, para comerlo crudo
para ser una ensalada entre los dos.

Luis Miguel de la Hoz

Luis Miguel de la Hoz trabaja para una consultora muy importante y gana 150.000 euros al año. Más o menos.

Luis Miguel de la Hoz es un tipo exigente que ha insultado al ecuatoriano que le lava el coche porque no quitó bien la cagada de paloma del parabrisas.

Luis Miguel de la Hoz ha hecho que le retiren los huevos fritos en su restaurante habitual, dos veces seguidas, porque decía que estaban mal fritos.

Luis Miguel de la Hoz ha denunciado a una empresa de parking por cobrarle un euro de más y ha escrito una carta a la asociación de consumidores para defender sus derechos.

Luis Miguel de la Hoz sabe diferenciar un vino caro, un hotel caro, una buena ópera... Podría parecer que Luis Miguel de la Hoz es uno de esos tipos que tienen el control, que las cosas se hacen como a él le gustan.

Veo a Luis Miguel y a otros cinco más. En un paso de cebra del Paseo de la Habana. Es julio, hace 38 grados a la sombra y estos pobres hombres no se conceden el aflojarse la corbata ni el quitarse la chaqueta.

¿Cómo se llama la bota que pisa la cabeza de Luis Miguel de la Hoz?

domingo, 1 de julio de 2007

Sobredosis de realidad

Yo tengo mis cosas. Ya lo sé. No es fácil aguantarme. Sobre todo por bruto.

Ni siquiera para mí resulta fácil soportarme. Me canso.

Pero a lo largo de mis treintaymuchos he ido organizándome para hacerme más llevadero a mi mismo y también ponérselo más fácil a los demás.

Uno de los trucos es evitar las broncas. Ni echarlas, ni consentirlas. Rehuyo los enfrentamientos. No me interesan, nada en absoluto. Pienso que las peleas casi nunca arreglan nada y estropean mucho.

Tienen un coste elevadísimo. La guerra entre dos tiene una lógica propia que consiste en que a partir del segundo número dos se ha olvidado por qué se discutía y lo único que interesa es defenderse o atacar o vencer o... de una pelea nunca sale nada positivo, jamás.

Me interesa estar a favor de las personas, nunca en contra. Y a favor de las semanas, de los días, de los árboles, del viento.

A favor, nunca en contra.

jueves, 28 de junio de 2007

Loco

Yo estoy loco.

Y por eso cuando me dices déjame

yo escucho dameunatregua.

A veces me dices déjame

y escucho quiérememás.

A veces me dices déjame

y oigo claramente un nomehagasdaño.

A veces me dices déjame

y me aparto, pero sólo un rato.

A veces me dices déjame

y yo voy y te abrazo.

¡Y mira que lo dices claro,

y mira que lo dices alto!

Un día ya no estaré loco,

me dirás déjame

y yo te dejaré.

Y puede que a los pocos días

los dos digamos

meheequivocado.

O puede que descanses

pensando que, por fín

te he escuchado.

lunes, 25 de junio de 2007

sábado, 23 de junio de 2007

La barca

Para mover una barca no es necesario que remen los dos tripulantes.
Con que lo haga uno es bastante.
La barca se mueve.

También se pueden turnar.
O remar a la vez.
No importa que uno lo haga peor o tenga menos fuerza.
La barca se mueve.

Lo malo de que reme uno sólo, es que si deja de hacerlo la barca se para.

Pasa entre amantes, entre amigos, entre dos cualesquiera.

Con que uno acaricie habrá caricias, con que uno diga cosas bonitas habrá cosas bonitas flotando en el aire, con que uno llame habrá palabras. No es tan importante de dónde salgan, a dónde lleguen, no son importatnes las cantidades. La barca se mueve.

Pero si siempre lo hace el mismo, si sólo lo hace él...

El día que quien se reía se deje de reír se acabará la risa y el vacío se abrirá profundo y desconcertante a nuestros pies.
La barca se para.

Y quizá sea demasiado tarde para aprender a remar, para coger el ritmo, los brazos entumecidos y la habilidad de bogar oxidada.

Se aprende a abrazar, a sonreír, se aprende a decir tequieros. Lo decía Fromm: a amar se aprende.

jueves, 21 de junio de 2007

Huevos Rotos


La otra noche.

A la luz de unos huevos rotos.

Llegamos a la conclusión de que es inmoral no aprovechar cada oportunidad, por pequeña que sea, de disfrutar.

La vida es una burbuja demasiado efímera y demasiado frágil como para perder el tiempo lamentándose en vez de gozarla a saco.

lunes, 18 de junio de 2007

La trapecista

Me gustaría ser piloto de avionetas publicitarias, de esos que escriben mensajes en el cielo.

Y estar enamorado de una trapecista. Pero no de una trapecista muy plana, una con formas.

Por horarios, mientras yo pinto ella ensaya. Y podría ir a recogerla al acabar la jornada y subirme a la plataforma a darle un beso. "Te he dicho mil veces que no subas aquí que te puedes caer" Pero siempre me dejaría columpiarme y acabar soltándome a la red de seguridad.

Volar.

Como por la noche no se dibujan cosas en el cielo iría a verla actuar y a esperarla a la salida del camerino.

Caminar por Embajadores tomando un helado.

Y dormir juntos.

No es lo mismo con la malla de lentejuelas que con el camisón. No es lo mismo con maquillaje y focos que despeinada. No es lo mismo.

Las pesadillas de las trapecistas son siempre que se les escapa el trapecio y caen infinitamente. Por eso me pwsiría que duerma abrazado a ella.

Por seguridad.

jueves, 14 de junio de 2007

Etimología

La etimología clásica relaciona las palabras por su procedencia, por su árbol genealógico. Resulta ordinario y poco emocionante.

Yo, en cambio, creo que algunas palabras se emparentan con otras por su sonoridad.

Se preguntará el lector erudito si este procedimiento tiene alguna base científica. Pues no, ninguna, ¿y qué?

Como yo no aspiro a sentarme en ninguna letra minúscula ni mayúscula de la RAE, creo firmemente en estas etimologías, y cuando las encuentro las guardo con mimo y se las cuento a ustedes.

Matrimonio y manicomio están emparentadas a la luz de esta teoría. Casar y cansar también, se lo conté hace tiempo en estas líneas.

Hoy les presento una nueva: amor y humor. Y para darle más fuerza a esta relación traigo a colación (traer a colación es una cursileria pero a mí me gusta) una relación parecida que existe en el inglés: love y laugh (amor y risa se escriben muy distinto pero se pronuncian parecido)

P o r a l g o s e r á.

Mudanza

Han pasado 7 años y pico desde que nació a2manos . Y ha sido una de las experiencias más emocionantes de mi vida. Auténtica, arriesgada...