miércoles, 29 de julio de 2009

Detalles


Me fijé.

Y vi que llevaba en la solapa una de esas plumas carísimas,

lujosísimas,

bellísimas

y tan perfectas

que nunca escribirán palabras de amor.

lunes, 27 de julio de 2009

Pedir

Pedir es un acto de generosidad,
porque permite al otro, dar.

La gente que nunca pide es un poco rata.

sábado, 25 de julio de 2009

Brindis


Estábamos cenando en un bistrot de Marsella, y alzamos las copas para brindar.

Pero nos quedamos parados, de repente no sabíamos si celebrar el antes, invocar el después o complacernos con el durante.

Le preguntamos al vino, un espumoso blanco rigurosamente frío, y él nos contestó que lo único que importa es el ahora. Así que no dijimos nada, chocamos nuestras sonrisas y sonó el consabido cling.

lunes, 20 de julio de 2009

Pitonisa

Siempre que voy a la pitonisa llevo una grabadora escondida. Porque así puedo escuchar sus consejos varias veces y, guardándolos, estudiar en cuántas cosas ha acertado. Por otro lado no será muy adivinadora mi adivinadora si no adivina que llevo una grabadora escondida.

"Cuando haces un crucigrama, algunas veces te das con una pista que no puedes resolver. Sin embargo, cuanto más la piensas, más te desconcierta. Es simplemente que no puedes ver qué respuesta podría ser. Luego, de repente, caes en la cuenta. En el momento que esto pasa no te puedes ni imaginar como es que no lo veías. Esta semana espera ser bendecido con cierta comprensión acerca de un tema desconcertante. Es posible que al principio casi no te creas que has entendido lo que has entendido. Pero al final todo se hará claro. Y muy tranquilizador."

--Ya, Metis Dolores de Jacaré --así se hace llamar, --Pero, por los 60 euros que te pago por la consulta ¿no podrías concretar un poquito más? Es que en tu predicción cabe lo mismo un problema de próstata que una abducción marciana. Mójate, Metis Dolores de Jacaré, mójate.

sábado, 18 de julio de 2009

Alivio

Me he despertado normal.

Pero después de desayunar, sumido en densas cavilaciones, me he asomado a la terraza y me ha parecido que, con la brisa de las 9 de la mañana, ha escapado parte de mi identidad.

De repente no me siento español (aunque tampoco de ningún otro país), no tengo un bagaje cultural (no sé si he leído o me he pasado la vida delante de la tele) no me siento calvo, a pesar de no tener pelo y no me acuerdo de si detesto las coles de Bruselas o no. Reviso mi identidad sexual por ver si ahí también me falta algo y compruebo que me siento hombre, pero sin ínfulas, un hombre sin mucha convicción, por designio del azar. Vamos, que eso no ha cambiado mucho.

Salgo de casa y paseo por la calle Colombia. Después de tres manzanas he llegado a Principe de Vergara. Cojo un autobús que me lleve al centro. me bajo al final de la calle Alcalá y camino hasta Sol. Hace bastante sol. Son las 11 y media. No sé si soy de izquierdas o de derechas. Me doy cuenta de ello al mirar las banderas.

Bullicio de guiris, ociosos, repartidores de cosas y algún que otro recogedor de carteras y limpiador de bolsos. Es curioso porque, carente de parte de mi identidad, me muevo más ligero, y me fijo en cosas que antes obviaba. Cerca de Burger King reparo en que no sé si soy vegetariano o no. No sé si soy de los que llaman a esta comida "comida basura" o de los que la disfrutan. Siento que soy muy pocas cosas. La ráfaga de viento de las 9 de la mañana ha dejado mi identidad en bien poco. Soy muy poco. Enfilo la calle Arenal y al llegar al pasaje de San Ginés me paro en las librerías de viejo. No sé por qué lo he hecho puesto que no sé si soy un intelectual o un garrulo, o un pseudointelectual, o un pseudogarrulo ¿seré un snob? No lo sé.

Me compro una novela negra, edición de bolsillo, en francés. Es la primera decisión que tomo desde que salí de casa. Me atraía la portada. Las tapas están sobadas y las esquinas un poco levantadas. Me produce una extraña sensación de bienestar apretar fuerte este libro. Yo no tengo ni idea de francés, y no recuerdo haberme interesado nunca por la novela negra. Pero a su lado descubro que soy alguien. No sé todavía... probablemente sólo soy uno de esos tipos que compra un libro de segunda mano en idioma desconocido una mañana de sábado cualquiera, pero algo es algo.

Me paro a pedir un café y, como no sé si me gusta el café, el té o ninguna de las dos cosas- pido lo segundo de la lista que resulta ser un granizado de mango. He dejado el libro en la barra para pagar y la camarera se ha fijado en él y luego me ha mirado con cierto interés. Sigo bajando por Arenal con mi granizado de mango en una mano y mi libro de novela negra en francés en la otra y decido entrar en la tienda del Real Madrid y comprarme una camiseta oficial con el nombre de Guti a la espalda. ¿Se la envuelvo? No, me la llevo puesta.

Estoy llegando a Ópera, bajo las escaleras del metro sin tener claro si soy de esas personas que no soportan los espacios cerrados, para probar. Descubro que tolero el olor de mis semejantes, cierta cantidad de muchedumbre, el ruido del tren y al rumano del acordeón. No he bebido el granizado pero lo llevo, no he abierto el libro pero lo agarro. La camiseta me sienta francamente bien.

Soy alguien por fin.

No sé cuánto me durará. Supongo que, al menos, hasta el final de trayecto.

No sé si me gusta ser alguien concreto. ¿O prefiero no saber qué soy?

Después de muchos años de forjar una identidad, se la puede llevar el viento, lejos, y la sensación no es desagradable, casi un alivio.

miércoles, 15 de julio de 2009

Olvidarte

Vengo de olvidarte...
pero llego a casa y me tropiezo contigo,
en las cosas que me miran con tus ojos,
en las pelusas del pasillo
que me enredan leves con tu olvido.

Vengo de olvidarte
y puede que cambie de casa
y siga viniendo de olvidarte,
que cambie de cuerpo
y te siga deseándo
que cambie de vida
y te siga viviendo.

Vengo de olvidarte.
Tiro el bolso y se cae el pintalabios,
un beso metálico en el parquet
me recuerda la ausencia de tu boca.

Con vocación de olvidarte me muevo.
Cada minuto y centímetro
que salgo de mi misma
hago eso, insisto en ello.

Mi obstinación es olvidarte
mi trabajo es olvidarte.

B. Reyes

sábado, 4 de julio de 2009

Ojala

Ojala supiera de dónde vienen estas pesadumbres. Ojala pudiera anticiparlas, y tomar algún atajo, sortearlas. Con un bebedizo, un beso de vino o un pozo de algo. Ojala supiera a dónde van estas miserias, a dónde quieren llevarme. Qué he de aprender de ellas. Ojala pudiera aprovecharlas.

Pero no, no le veo ningún encanto al color gris del alma, el alma debería estar siempre estampada de colores. No le veo ventajas al estar jodido. No espero recompensa alguna por estos pesares. Cuando en clase de religión decían lo del valle de lágrimas yo aprovechaba para ausentarme.

Ojala supiera cómo curar mis tristezas.

O, al menos, las tuyas.

viernes, 3 de julio de 2009

Me tiro o no me tiro

Estoy al borde de un abismo, no, corrijo, de dos abismos y decido llamarla por teléfono, por si acaso.

Me dice que la pillo mal, que me llama dentro de un rato.

Decido ser cortés y postergar mi inminente inmolación.

Cumple su promesa a medias, porque no me llama al cabo de un rato sino de dos.

¿Qué tal estás? --me pregunta. Yo le digo que bien. Ella me dice que ella también, incluso mejor que yo, (¡no te fastidia!) que se ha comprado una falda monísima en las rebajas, que se ha hecho de Imagenio y que ayer se fue de fiesta y se acostó a las cuatro de la mañana, que no ha podido levantarse de la cama hasta las 3, que ahora se va al cine, que ya hablamos.

Es maja, pero he visto en Carrefour langostinos ultracongelados más empáticos que ella.

Me da rabia. Me cabreo. Me cabreo por su pusilanimidad y por la mía. Se me ha transformado la tristeza en ira y ya no me sale de los cojones suicidarme. Entro en la cocina y me corto unas rodajitas de lomo embuchado y me pongo un culín de vino y unos picos para acompañar. No abren los psiquiatras en domingos, menos mal que tengo siempre algo de embutido ibérico. Y pienso en mi tentativa, en mis dos abismos y en esa mierda de llamada telefónica.

Me cago en la vida auténtica y en todos sus sucedáneos.

Mudanza

Han pasado 7 años y pico desde que nació a2manos . Y ha sido una de las experiencias más emocionantes de mi vida. Auténtica, arriesgada...