Suena el camión de la basura.
Siempre en torno a las 12.
Como si lo condujera Cenicienta. Diantres, cómo ha cambiado el cuento. Son unos cientos de años soportando que la carroza le fallara y, ahí la tienes, ha optado por llevar un pedazo de camión.
He llevado a Jazz a dar un paseo al parque y lucía una luna hermosa sobre Madrid. Sólo había un par de perros acompañados por un par de dueños. Poco comunicativos los perros y menos aún los dueños. Lo he agradecido, porque con la luna y la compañía de mi perro tenía bastante.
El viento movía las ramas. He sentido unas ganas repentinas de estar al lado del mar, de escuchar las olas insistentes. He vuelto a casa un rato antes de las 12. Me he lavado los dientes paseando por la casa y luego ha sonado el camión de la basura de Cenicienta.
Pequeñas historias, melodías de insomnio, mensajes en envases de aire, días de tristelicidad...
martes, 12 de abril de 2011
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