Nunca hay que volver la cara cuando la vida se ofrece a besarte en la boca.
No hay que intentar postergarlo, con un ingrato mejor mañana, hoy no me viene bien.
Cierra los ojos, suelta los labios y déjate hacer.
Que las gotas exprimidas del zumo de la vida rebosen por las comisuras y te manchen la blusa.
Que se te caiga la baba como a un idiota, que tengas que limpiarte con la manga. Que la lujuria pueda más que el decoro, que el deseo se imponga a la razón.
Porque la vida es muy caprichosa, y nunca sabes cuando querrá besarte otra vez.
Pequeñas historias, melodías de insomnio, mensajes en envases de aire, días de tristelicidad...
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ResponderEliminar(J.C.)