He visitado el bar de los espías. En Piccadilly. Está cerrado. Un cartel dice: "Este sitio se ha hecho famoso gracias al espionaje internacional". Te mandan a otro local de la cadena, en el 313 de Regent Street. He ido, he entrado y he pedido polonio-210.
-No hay, pero tiene aquéllo..., me ha dicho una chica sin mirarme a la cara.
Me he acercado al frigorífico y he comprado una cajita de otro veneno mortal: Omega-3 salmon supreme.
Pequeñas historias, melodías de insomnio, mensajes en envases de aire, días de tristelicidad...
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Yo cuando salgo de copas y me toca conducir, siempre pido Polonio-210 porque es una bebida energética sin alcohol y está de muerte.
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