Mi vecino, de abajo, se ha traído a dormir a una chica eslava, probablemente Lituana.
Lleva viviendo solo desde que yo estoy aquí. De vez en cuando hace una fiesta con amigos pero sin subir mucho la música.
Es amable y saluda siempre que nos cruzamos en la escalera. Trabaja en una empresa de seguros, por eso lleva traje y corbata todos los días. Un tipo metódico y disciplinado que ata las bolsas de basura con doble nudo y se levanta indefectiblemente a las 7. En cuanto a chicas, le gustan las eslavas, yo diría que lituanas. Nunca he visto a ninguna, por la escalera, eso es verdad.
A mi vecino, de abajo, le gusta tender los calcetines, casi todos negros, por parejas, sujetándolos por la puntera. Y le gusta U2. Mucho.
El cabecero de su cama es metálico y no está bien fijado al somier. Esta circunstancia no me afecta casi ningún día. Digo casi, porque cuatro o cinco veces al año liga. Y esas cuatro o cinco veces al año es como si durmiera con un metrónomo gigante debajo de la almohada. Al fraccionar su virilidad a lo largo de toda la noche el metrónomo interpreta 4 obras. Ni una más, ni una menos: 4. La primera más o menos a las 12, la segunda más o menos a las 1. la tercera a las 4. Y la última a las 6,45.
La primera es un adagio lento con tres movimientos, la segunda un allegro, la tercera un tema rocabilly de 3 minutos justos (estructura clásica de estrofa, estrofa, estribillo, estrofa, AABA). Y la cuarta un himno (marcha militar o himno, todavía no estoy seguro) que acaba indefectiblemente con el grito ronco y potente, que sale directamente de lo más hondo de mi vecino, de abajo: ¡Viva Lituania!
Pequeñas historias, melodías de insomnio, mensajes en envases de aire, días de tristelicidad...
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Escribiendo en la cama
Estoy escribiendo en la cama. Tú duermes. Hace mucho calor esta primera noche del verano. Es por eso que has apartado la colcha de un...

-
Me he levantado esta mañana contento. Cantando cosas del Dúo Dinámico que debieron quedar fosilizadas en los rincones de la memoria como pe...
-
Luisito, el hijo de los de la mercería, estudiaba mecanografía . Todas las tardes le veíamos cruzar la calle con su carpeta azul Centauro , ...
-
Entraba dispuesto a contar cómo una breve llamada de teléfono es suficiente para devolverte a la realidad, cómo el primer ring es, ciertame...
Por aquí son un poco brutos y nada precisos, les da lo mismo si nacieron en Kiev, Kishiniev, Volgogrado, Tallin, Bakú, Bucarest o Sofía, a todas les llaman “las rusas” y normalmente no se quedan toda la noche.
ResponderEliminarUna escalera de músicos veo.