No me apetece pensar y pensar.
Ni callar, ni dejar de decir.
Me ha costado tanto aprender a prescindir de las corazas...
No quiero que se me queden dentro las palabras,
para que caduquen como un yogur olvidado
para que se sequen.
Prefiero escribirlas. Con cuidado.
Soplarlas al oído, esparcirlas como migas en la mesa de la cena.
Besarlas como burbujas de champán
Por qué voy a ir a ras de suelo si puedo volar.
¡Pero, si yo soy de volar...! Sí, he dicho bailar.
Me miro y me veo raro, ahí, en la estación, viendo pasar los trenes.
Como un chico formal.
Ese no soy yo. ¿Qué me ha pasado?
Lo siento. Casi 38. Y quiero un poco más.
Pequeñas historias, melodías de insomnio, mensajes en envases de aire, días de tristelicidad...
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ResponderEliminarVolemos.
ResponderEliminarViajemos.
Besemos.
Brindemos (incluso con coca-cola).
Brillemos mano..., brillemos.