La estuve siguiendo como si fuera la última aceituna del plato.
Poniendo cuidado en que no diera un salto y saliera volando.
Si no, tendría que encontrarla en un suelo lleno de palillos mordidos y servilletas de papel sucias.
La estuve siguiendo con mucho tiento.
Pequeñas historias, melodías de insomnio, mensajes en envases de aire, días de tristelicidad...
sábado, 17 de septiembre de 2011
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