Pero los árboles saben de las cosas importantes, y las cosas importantes son en realidad muy pocas:
La vida, la muerte, el frío, el calor, el otoño, el verano, la lluvia, el sol, el tiempo.
Los árboles saben del tiempo, del meteorológico, pero además, del cronológico.
Miro este árbol que no se inmuta por mi presencia, ni le incomoda mi cámara, y mucho menos si han ganado unos u otros las últimas elecciones. Y no puedo evitar sentir envidia y algo de melancolía: ¿para qué nos sirve a los humanos la inteligencia si no somos capaces de discernir las cosas importantes?
La vida, la muerte, el frío, el calor, el otoño, el verano, la lluvia, el sol, el tiempo.
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