Esa mano me entiende
me escucha
me escribe fácil y sin
saltarse renglones.
Esos tachones y ese
empezar otra vez.
Esa mano me lee
cuando ni siquiera
he volcado tinta
en el teclado. Así
es esa mano que
escribe lo que uno
aún no ha tocado.
Pequeñas historias, melodías de insomnio, mensajes en envases de aire, días de tristelicidad...
jueves, 15 de febrero de 2007
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