Se acaba un domingo.
Uno especialmente plácido.
No me hierve nada dentro, nada me quema.
Para quien las palabras deben venir siempre de algo caliente y necesario
esto equivale a sequía.
En cambio hay ganas de compartir algo con vosotros.
De tocarnos.
Por eso pongo un deseo:
Que vale igual para acompañaros esta noche
que para desayunar mañana.
Que tengáis un estupendo lunes.
Pequeñas historias, melodías de insomnio, mensajes en envases de aire, días de tristelicidad...
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