sábado, 23 de junio de 2007

La barca

Para mover una barca no es necesario que remen los dos tripulantes.
Con que lo haga uno es bastante.
La barca se mueve.

También se pueden turnar.
O remar a la vez.
No importa que uno lo haga peor o tenga menos fuerza.
La barca se mueve.

Lo malo de que reme uno sólo, es que si deja de hacerlo la barca se para.

Pasa entre amantes, entre amigos, entre dos cualesquiera.

Con que uno acaricie habrá caricias, con que uno diga cosas bonitas habrá cosas bonitas flotando en el aire, con que uno llame habrá palabras. No es tan importante de dónde salgan, a dónde lleguen, no son importatnes las cantidades. La barca se mueve.

Pero si siempre lo hace el mismo, si sólo lo hace él...

El día que quien se reía se deje de reír se acabará la risa y el vacío se abrirá profundo y desconcertante a nuestros pies.
La barca se para.

Y quizá sea demasiado tarde para aprender a remar, para coger el ritmo, los brazos entumecidos y la habilidad de bogar oxidada.

Se aprende a abrazar, a sonreír, se aprende a decir tequieros. Lo decía Fromm: a amar se aprende.

2 comentarios:

  1. Erich Fromm hacía tiempo que no oía hablar de el, pensaba que esas cosas ya no interesaban.

    Me gustó ver esa barca sin barca.

    Por cierto esta semana compré en una tienda de discos de saldo “Songs I Heard” de Harry Connick, Jr. Me acordé de un pianista y pensé que es el disco que me gustaría compartir con mi hija, si la tuviera.

    Por allí resopla!

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  2. Mucho más triste es aprender a desamar.

    (No me hace falta Fromm. Lo digo yo)

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Han pasado 7 años y pico desde que nació a2manos . Y ha sido una de las experiencias más emocionantes de mi vida. Auténtica, arriesgada...