martes, 12 de junio de 2007

Manos escritas

Nunca ocurrió.

Lo que se escribe y lo que se vive no es lo mismo.

"Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia".

No la besé. Ni la escribí. Ni imaginé que en su espalda estaba la esencia de todas las playas de la Tierra. Ningún indicio queda de que sus manos apuntaran a un tesoro.

Nadie nos vio.

No quedan huellas.

Porque las palabras siempre son mentira, la piel de una burbuja inconsistente, el envoltorio, el reflejo, las notas de una melodía perecedera.

No existe la música. Excepto en el instante. No existe una caricia, ni un latido más allá de lo que duran. No existen las palabras que se dicen, por eso las escribimos, para intentar retenerlas. Aunque, una vez escritas, no sean verdad sino caricatura, sueño o humo.

Supongo que la quise con la intensidad de un electrón despistado, con la elocuencia de un huracán callado, con todo el miedo del mundo, multiplicado. Supongo que la quise una corchea pero, lo siento, no podría asegurarlo.

- Sí, te quise un segundo y al tercero me arrepentí.

Déjame que me invente esa noche, el baile y la melena. La carroza, la serenata y una huída muy al estilo de Cenicienta.

Déjame que te escriba, no hasta las rodillas, sino entera.

Sólo ilusión.

Porque no dejó huella.

Porque nunca ocurrió.

Porque lo que se escribe y lo que se vive no es lo mismo.

Porque "Cualquier parecido con la realidad

es pura coincidencia
".

3 comentarios:

  1. ¿Cómo que ni "la" escribí?
    Estos laísmos madrileños que tanto quiero. BeSo

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  2. Creo que este caso no es laísmo, porque se refiere a escribir en ella, no a ella. Ella es el papel (o parte de ella), no la destinataria. Eso exactamente quería sugerir. Dígame si está bien o mal, por favor. ;-)

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  3. Laaaa lalala lalala lalala...

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