Ayer.
No sé.
Todo patas arriba.
Varias montañas rusas.
Barack Obama ha ganado las elecciones.
Las bolsas del mundo se mueven como si fueran un yoyó, y los que vamos en el avión, con tanto subir y bajar, cogemos las bolsas para vomitar.
Para mí que el secreto está en la respiración: cuando la respiración se sincroniza, date por perdido.
Él dijo: yo después de un orgasmo muy intenso, lloro.
Y ella: a mí me cuesta mucho llorar, yo sólo lloro con las películas.
Los negros de Harlem se pusieron guapos y se fueron a votar. Venga a votar y a votar, todo el día votando. Por primera vez pensaban que eso servía para algo.
Tormenta con el cielo azul. Tierna y plácida descarga eléctrica de 2000 voltios.
Corren ríos de tinta. Previsiones, elucubraciones... mentes sesudas intentando adivinar lo que va a pasar, dónde acabará esto.
Pero el final...
...el final no se sabe hasta el final (*)
(*) verso de G. Fuertes.
Pequeñas historias, melodías de insomnio, mensajes en envases de aire, días de tristelicidad...
jueves, 6 de noviembre de 2008
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