viernes, 17 de abril de 2009

Manos

Me han acusado tantas veces de que me invento todo lo que escribo en este blog... pues hoy voy a contar una historia real, que me ha pasado a mí, hoy mismo, con pelos y señales.

Suelo desayunar en una cafetería que hay al lado de mi oficina, en la misma calle Alberto Alcocer, a unos 50 metros. Una tostada, zumo de naranja, café con leche en vaso, un cruasán a la plancha y un donut de chocolate. Soy un tipo parco en los desayunos. Quiero decir que no hablo con nadie. Suelo coincidir con la misma gente a la misma hora. Pero como todos saben que soy parco en los desayunos nadie me dirige la palabra. Yo se lo agradezco de corazón.

Hay una camarera delgada, de treintaytantos, con media melena lacia de pelo negro. La piel blanca. Desde el primer día que desayuné aquí me fijé en ella. Más bien me fijé en sus manos. Manos flacas y pequeñas, pero cargadas de una energía especial. Las manos de la camarera se mueven como si tuvieran vida propia, como si danzaran según una coreografía. Esas manos tienen un don, y no es sólo untando la mantequilla. Se mueven rápido y hablan. Hablan entre sí y hablan conmigo. Tienen la locuacidad de la que carece su propietaria. Y también tienen la locuacidad de la que carezco yo.

Con la misma concupiscencia con la que otros clientes le miran el culo o las tetas yo observo las manos de la camarera. Y son ya muchos desayunos. El deseo ha ido creciendo. Quizá podría haberlo controlado. Pero, no, muy al contrario, lo he dejado crecer. Hasta llegar a desbordarse. Es un deseo pequeño, tan pequeño que ni desbordándose escandaliza: que esas manos me toquen. Esas manos son tan ágiles, su evolucionar es tan grácil, son tan precisas y delicadas, que me imagino todo yo convertido en napolitana, churro, porra o sobrecito de azúcar. Alguno estará tentado de pensar que eso es amor. Me temo que no, es deseo, sensualidad en estado puro.

Sí, ya lo sé. Que soy un pervertido. Que si fuera normal tendría como fantasía que me llevo a la camarera al almacén y consumo con ella (de consumar, no de consumir) un coito entre cajas de cocacola (de consumir, no de consumar). Y no esa lujuria de "sobrecito de azúcar". ¡¡Guarro!!

Pero a mí me pierden sus manos. Me ponen, qué le voy a hacer.

Algo deben haber notado, ellas, las manos, ya que hoy, sin que me percatara, han puesto sobre la mesa una servilleta, entre el zumo y el café con leche en vaso, esta nota que reproduzco:

¿Se habrá dado cuenta la camarera de lo que han escrito sus manos? ¿Sabrá que me lo han mandado a mí? He levantado la vista y he visto a esas dos manos entrar en el almacen, sujetando al resto de la camarera por las muñecas. Ella no entendía nada. Yo sí. Me he levantado y las he seguido. Y ha pasado lo que tenía qie pasar.

Después, mientras alisaban el delantal y atusaban el pelo. La camarera ha dicho: "Eres un pedazo de capullo, te lo digo con cariño".

Quizá algún día entienda a las mujeres, pero no creo que nunca llegue a comprender sus manos.

(*) "Todo el mundo espera más de la vida, unos se atreven a ir a por ello y otros no"

3 comentarios:

  1. Me gustaría saber por qué no funciona el buzón. Por qué extraña razón no puedo contactar. Por qué la foto de mis manos lleva meses en un rincón del desktop (también llamado "escritorio"). Por qué hace semanas que no puedo tocar el piano, ni escuchar la música que me gusta, ni leer mis libros, ni desayunar con gusto y parquedad.

    Me gustaría saber por qué esta historia es real, de hoy mismo, si me ha ocurrido a mí en lugar de a ti.

    Me gustaría saber por qué la foto de una simple servilleta no me va a dejar dormir en todo el fin de semana.

    La ex-acariciadora del Baldwin.

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  2. Las mismas manos que acarician son también las que estrangulan, o, sin ser tan dramático, las que ya no acarician, las que cuelgan el teléfono, las que sueltan lo que apretaron... No. Yo no me fio ya de ningunas manos. Sólo si llevan guantes, y a veces, ni por esas.

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  3. a veces nos inventamos el nudo de la horca donde atarnos, pero alguien podria pensar que el sufrimiento es la antesala de la pasión, aunque todo eso es mas simple , ama y olvidate del resto, se que suena evangelico, pero a mi no me importa

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Mudanza

Han pasado 7 años y pico desde que nació a2manos . Y ha sido una de las experiencias más emocionantes de mi vida. Auténtica, arriesgada...