lunes, 18 de mayo de 2009

M30

Vuelvo del centro por la M30,

Dentro del túnel no se puede pasar de 70.

A la altura del desvío de la A4 la echo de menos.

Es una punzada dulce, más de domingo que de sábado, ciertamente es una punzada dulce e inoportuna.

Echo de menos a una persona difusa, incierta. No puedo decir que la tuve, menos aún que llegara a conocerla.
¿Entonces por qué y cómo la echo de menos?
Pues es muy sencillo, porque en el echar de menos como en el amar es mucho más importante el proceso que el objeto. Por mucho que la literatura haya sostenido tanto tiempo lo contrario.

Pasa también con el viajar, es mucho más importante el movimiento que el destino. Hay viajes a Guadalajara más significativos que una Rivera Maya. Es el proceso, no es el destino. Pasa en el mirar un cuadro, pasa en el escuchar una sinfonía. No pasa en un fondo de inversión, eso está claro.

Y en el proceso del pensar y el transitar por la M30 he bajado el pie de más y he puesto, sin querer, el coche a 100. Durante un buen rato.

A ver cómo le explico yo a este agente de la policía municipal que me ha parado, que lo importante es el proceso, no el objeto. Para mí, que éste no va a estar muy por la labor.

1 comentario:

  1. Enamorad@ del amor. Estoy de acuerdo. Tan agridulce como la salsa del chino, pero más persistente. Y menos mal que está ahí!

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