
Lo malo no es el pasado, el pasado no es otra cosa que tres piedras inmensas. Pesan mucho, impresionan, pero no pueden alcanzarte, están ahí inmóviles y nadie podrá cambiar eso.
Lo malo es cuando el presente verde de lujurias y promesas en vez de una pista por la que correr y despegar es un barrizal donde te hundes. No entiendes por qué, pero estás atrapado y no consigues mover las piernas.
Si sientes un lodazal donde hay un prado, ahí tienes un problema. Anda, ve a que te lo miren.
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