Es sábado. Desde mi cama se ve un amanecer espectacular. Un día le dije a una chica que mi cama tenía muy buenas vistas y me soltó que yo lo que quería era follar con ella. Leo un poema de Madrigales de la Pensión de Bukowski. Me quedo dormido un rato con los brazos dentro del edredón. Hace frío fuera. Demasiado silencio. Ni siquiera yo hago ruido. ¿Seguiré en el cine de la vida o se habrá acabado la película sin darme yo cuenta? No, la película sigue. Ya puede ser bueno el director para haber puesto un amanecer tan hermoso. Ella. Ayer estaba. Hoy no está. Mañana estará. Pasado mañana no estará. Y el día después no estaré yo. Son así las cosas. Quizá nos gustaría que fueran de otra forma pero son así. Bukowski lo sabía.
-Tu y yo no somos nada -me dijo.
-Pues eres la nada más bonita que me he encontrado jamás.
Pequeñas historias, melodías de insomnio, mensajes en envases de aire, días de tristelicidad...
sábado, 21 de noviembre de 2009
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