La noche puede ser muy traicionera.
La luz de la luna secuestra los colores de las cosas y se los lleva al gris.
Puedes darle vueltas a una sola pregunta durante horas.
Por ejemplo: ¿qué hago yo aquí?
Las lagartijas necesitamos estar en un sitio donde nos sintamos queridas.
Pequeñas historias, melodías de insomnio, mensajes en envases de aire, días de tristelicidad...
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Escribiendo en la cama
Estoy escribiendo en la cama. Tú duermes. Hace mucho calor esta primera noche del verano. Es por eso que has apartado la colcha de un...
-
Siempre he estado a disgusto conmigo mismo, lo suficiente como para no dejar de rascarme. Siempre he estado a gusto conmigo mismo, lo sufi...
-
Luisito, el hijo de los de la mercería, estudiaba mecanografía . Todas las tardes le veíamos cruzar la calle con su carpeta azul Centauro , ...
-
Me he levantado esta mañana contento. Cantando cosas del Dúo Dinámico que debieron quedar fosilizadas en los rincones de la memoria como pe...
Como un sueño es la noche y como una embriaguez; también como una locura.
ResponderEliminarComo el pino destila la resina, así el corazón de la noche destila la locura, porque la noche es la buena hermana de todos los brebajes que trastornan y exaltan y en sus opacas galerías se escancian los licores preciosos que dan a los hombres efímeros
reinados.
Ella marca la hora en que las drogas venenosas, frías y pesadas como ofidios, salen del fondo de sus estuches y en que otras drogas, no menos venenosas, la lascivia y el crimen, se remueven en el corazón de los hombres.
Y ella misma, la noche, tiene una droga formidable: la luna; la luna, amarillenta como el cáñamo del hachís; la luna, seductora y hechicera, que dora las fuentes y hace cantara los sapos como ruiseñores y hermosea a todas las mujeres.
Rafael Cansinos Assens