Hay calles que vemos todos los días, personas a las que vemos todos los días, objetos de nuestra casa que vemos todos los días... y, de tanto verlos, dejamos de verlos. La primera vez nos gustaron o nos emocionaron, la primera semana los disfrutamos y luego se fueron volviendo transparentes. Los usamos, pero no los vemos.
Paso casi todos los días bajo los arcos de la Av de la Ilustración de Madrid y hasta ayer no había reparado en que eran ¡¡amarillos!!
Pequeñas historias, melodías de insomnio, mensajes en envases de aire, días de tristelicidad...
viernes, 17 de diciembre de 2010
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