Se le han sumado el hambre y el sueño a las seis de la tarde y ha salido mal humor. Y yo que estaba sensible la he puesto firme y entonces lloros.
Tiene 7 años, pero como es mi cómplice en tantas cosas, a veces pienso que es mayor. Se ha tomado un vaso de leche con chococrispis, de esa manera se han recuperado los índices de glucosa y le ha florecido otra vez la sonrisa. A la calle a jugar al badminton. Hemos establecido un nuevo record: 42 golpes seguidos sin que se caiga al suelo, fulminando la anterior marca que era de 16. Hemos colado un volante en la casa de al lado. Ring y recuperado.
Así se noa ha ido la tarde compartiendo. Y luego he preparado unos pinchos morunos, huevos fritos y un poco de arroz para cenar. Mientras el sol se escondía C. ponia la mesa. Dos mantelitos individuales que nos gustan. Tremendamente rojos.
-Papá, ¿has preparado esta cena tan rica para celebrar el récord?
-Claro.
-Yo creo que Nadal no nos alcanza. Yo nunca le he visto dar más de 8 o 9 golpes seguidos.
-No sé hija, Nadal es mucho Nadal.
Nos hemos metido los dos en la tumbona y yo siempre me acuerdo de Mowgli en el río sobre la barriga de Baloo. C. sigue siendo un saquito de huesos.
-A dormir.
-Jo, no tengo sueño.
Después he vuelto a la terraza. Había quedado con la luna.
Ya estaba esperando cuando he llegado.
Qué pena que no fume, porque el escenario es perfecto.
Otra vez, como tantas antes, me he conformado con mirar.
Es un verdadero lujo el simple hecho de vivir.
Pequeñas historias, melodías de insomnio, mensajes en envases de aire, días de tristelicidad...
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Baloo es mucho Baloo.
ResponderEliminarYo también había quedado con la Luna...
ResponderEliminarEs un poquito promiscua, pero muy puntual.
Es cierto. Había quedado con todos vosotros. No creáis, tuve que correr mucho (así a secas, correr) para estar perfecta en todos los rincones, en todas las terrazas, en todos los mares, en alguna que otra cama... El viernes me di un baño especial, buscaba un ligero tono rojizo a mi brillar.
ResponderEliminarY sí, es un verdadero lujo vivir.
Y otro lujo que no fumes, mano.
Por cierto Te miro, de promiscuidad... nada de nada.
Palabra de luna.
Mmm, la dulce cotidiana. ¡qué lujo saber vivirla!
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