Me subí al avión. De los primeros. Me senté en mi fila, la 20, y desde allí vi pasar a casi todos los demás pasajeros.
En el caso de que el avión se estrellara en una cumbre recóndita y algunos sobreviviéramos, en el caso de que tardaran en encontrarnos... ¿a quién me comería primero?
Esto pasa porque el avión debía haber salido a las 2 y son las 5. Y sin probar bocado.
Me pido muslo. De esa morena que lleva una bolsa de Camper.
Pequeñas historias, melodías de insomnio, mensajes en envases de aire, días de tristelicidad...
martes, 8 de agosto de 2006
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