Simplemente por nacer
o por una antigua culpa
o por una buena suerte,
me tocaron los cristales mojados
las tardes de tormenta
las pinceladas raras...
Me tocaron los soles desnudos
en ese sorteo inexcrutable y fullero que es la vida.
Me tocaron las intensidades, las vehemencias,
las emociones crudas, las soledades,
las impaciencias y las esperas.
Me tocaron la fregona guapa y la princesa fea.
Pero no me puedo quejar,
porque a pesar de mis malas nociones
mis escasas dotes y mi baja ralea,
me tocaron un montón de primaveras.
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