Tengo un rosal pequeño. De esos que llaman de pitiminí. A mí siempre me ha parecido un vegetal muy interesante. Pincha pero da unas flores muy bonitas.
Esta mañana estaba mirando mis plantas y me he dado cuenta de que el rosal estaba echando brotes. En realidad estaba lleno de brotes. Error. Horror. ¡Con todo lo que queda de invierno! Llevaba un año muy despistado, como deprimido, tirando flores y perdiendo la hoja sin ton ni son, con arrebatos exhuberantes de vez en cuando. Pero tristón. Y ahora, en medio de diciembre, se pone a brotar. Yo creo que es muy pronto, que se ha dejado llevar de un exceso de optimismo. Alguien debería decirle a este rosal que se está exponiendo mucho, que si viene una helada puede perderlo todo.
Pero no seré yo, no porque no tenga ganas, ni porque no me entienda, sino porque a mí no me hace caso.
Pequeñas historias, melodías de insomnio, mensajes en envases de aire, días de tristelicidad...
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Escribiendo en la cama
Estoy escribiendo en la cama. Tú duermes. Hace mucho calor esta primera noche del verano. Es por eso que has apartado la colcha de un...

-
Me he levantado esta mañana contento. Cantando cosas del Dúo Dinámico que debieron quedar fosilizadas en los rincones de la memoria como pe...
-
Luisito, el hijo de los de la mercería, estudiaba mecanografía . Todas las tardes le veíamos cruzar la calle con su carpeta azul Centauro , ...
-
Entraba dispuesto a contar cómo una breve llamada de teléfono es suficiente para devolverte a la realidad, cómo el primer ring es, ciertame...
Eres como Le Petit Prince...
ResponderEliminardejalo, no le mates la ilusion antes de hora.
ResponderEliminarPeor sería que no floreciera ni conozca el optimismo. Quizá sea fuerte y resista la helada..... y puede que también aguante una caliente, todo depende de la fuerza, y de la temporada...
ResponderEliminar