En cambio es capaz de capturar mis sueños.
Ella no es una gran cocinera. Ni falta que hace. Pero atrapado uno de mis sueños se da una maña estupenda para cortarlo en juliana y hacer una sopa. Una sopa de sueño. O triturarlo, amasarlo, hacer bolitas y guisarlo: albóndigas de sueño. Y también sabe mezclarlo con otras lechugas, cortar un tomate, añadir un poco de maíz, algo de atún y unos picatostes y servirlo como ensalada de sueño. O le abre la boca al sueño, le mete una manzana, lo unta con manteca y lo pone al horno: sueño asado.
Bueno, ella es así.
pues en este caso que te entienda o no es lo de menos. que coja un puñado de harina, levadura, azucar y haga un pastel de entendimiento.
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