Pequeñas historias, melodías de insomnio, mensajes en envases de aire, días de tristelicidad...
sábado, 30 de agosto de 2008
jueves, 28 de agosto de 2008
Matemáticas
Viene el amigo y me cuenta que a + b es igual a c.
Yo no le entiendo mucho pero le quiero y le apoyo.
Él sabe que le apoyo en sus ecuaciones, hasta el infinito y más allá.
Viene otro día y me cuenta que a + b es igual a d.
Tampoco le entiendo, pero le quiero y le apoyo.
Y no me canso de escuchar sus mismas ecuaciones con distintos resultados.
Prefiero verle contento que triste ¡pues claro!
El sabe que yo no puedo ayudarle porque las matemáticas son una cosa muy íntima,
cada uno tiene las suyas y no se pueden compartir.
Así que se va y sigue dándole vueltas.
Yo no le entiendo mucho pero le quiero y le apoyo.
Él sabe que le apoyo en sus ecuaciones, hasta el infinito y más allá.
Viene otro día y me cuenta que a + b es igual a d.
Tampoco le entiendo, pero le quiero y le apoyo.
Y no me canso de escuchar sus mismas ecuaciones con distintos resultados.
Prefiero verle contento que triste ¡pues claro!
El sabe que yo no puedo ayudarle porque las matemáticas son una cosa muy íntima,
cada uno tiene las suyas y no se pueden compartir.
Así que se va y sigue dándole vueltas.
martes, 26 de agosto de 2008
Para Nada
Trabajé el aire
se lo entregué al viento:
voló, se deshizo,
se volvió silencio.
Por el ancho mar,
por los altos cielos,
trabajé la nada,
realicé el esfuerzo,
perforé la luz
ahondé el misterio.
Para nada, ahora,
para nada, luego;
humo son mis obras,
cenizas mis hechos.
Y mi corazón
que se queda en ellos.
A. González
se lo entregué al viento:
voló, se deshizo,
se volvió silencio.
Por el ancho mar,
por los altos cielos,
trabajé la nada,
realicé el esfuerzo,
perforé la luz
ahondé el misterio.
Para nada, ahora,
para nada, luego;
humo son mis obras,
cenizas mis hechos.
Y mi corazón
que se queda en ellos.
A. González
domingo, 24 de agosto de 2008
Un Ruego
Cuando las cosas se ponen chungas me encomiendo a unas cuantas teclas de mi piano.
Les propongo mis desdichas y ellas me devuelven terceras menores, quintas justas y alguna novena.
Cuando las cosas se ponen chungas abro la agenda por la p de poesía.
-Dime un verso que apunte al norte, señálame una dirección fiable. Es un ruego.
Encuentro esto
Donde pongo la vida pongo el fuego
de mi pasión volcada y sin salida.
Donde tengo el amor, toco la herida.
Donde pongo la fe, me pongo en juego.
Pongo en juego mi vida, y pierdo, y luego
vuelvo a empezar, sin vida, otra partida.
Perdida la de ayer, la de hoy perdida,
no me doy por vencido, y sigo, y juego
lo que me queda: un resto de esperanza.
Al siempre va. Mantengo mi postura.
Si sale nunca, la esperanza es muerte.
Si sale amor, la primavera avanza. LA VIDA EN JUEGO - Angel González
Les propongo mis desdichas y ellas me devuelven terceras menores, quintas justas y alguna novena.
Cuando las cosas se ponen chungas abro la agenda por la p de poesía.
-Dime un verso que apunte al norte, señálame una dirección fiable. Es un ruego.
Encuentro esto
Donde pongo la vida pongo el fuego
de mi pasión volcada y sin salida.
Donde tengo el amor, toco la herida.
Donde pongo la fe, me pongo en juego.
Pongo en juego mi vida, y pierdo, y luego
vuelvo a empezar, sin vida, otra partida.
Perdida la de ayer, la de hoy perdida,
no me doy por vencido, y sigo, y juego
lo que me queda: un resto de esperanza.
Al siempre va. Mantengo mi postura.
Si sale nunca, la esperanza es muerte.
Si sale amor, la primavera avanza. LA VIDA EN JUEGO - Angel González
Cuando te ríes
Cuando te ríes se disipan las puertas y se abren las nubes.
Cuando te ríes cambio de cualquier otro estado al gaseoso.
Cuando te rías
Cuando te ríes cambio de cualquier otro estado al gaseoso.
Cuando te rías
sábado, 23 de agosto de 2008
Sin Título
Escribía canciones de amor.
En otro tiempo,
con otro vaso
para otro mujer.
Escribía canciones de amor.
En otro tiempo,
con otro vaso
para otro mujer.
Escribía canciones de amor.
jueves, 21 de agosto de 2008
Estados
Si entornas los ojos o los desenfocas, esto podría ser una bandera. La bandera de los 3 Estados Unidos, el sólido, el líquido y el vegetal.
Y como bandera resume muy bien tu estado. Quiero decir tu Estado Mental Actual. Que es en parte sólido (como una roca), líquido (será el verano) y vegetal (sin comentarios).
Me asomo y el estómago se me revuelve. Yo estoy loco, tú estás loca, él está loco, ella está loca, nosotros estamos locos, vosotros estáis locos y ellos están locos. Siempre al borde, masticando ese chicle de esperanza y olvido. A cada rato naciendo y muriendo un poco. Siempre empezando y con el vacío que dejan las cosas que se acaban.
Hace ring mi corazón cuando tú quieres. Hace ding dong o clap clap clap. Suena también sin que tú quieras, y lo que es peor, sin que quiera yo. No debí habértelo dado, que lo llevas en el bolso sin envolver y en las curvas se lastima. Se golpea con tu móvil, con las llaves afiladas, con la agenda, esa cajita de coloretes que no usas, sólo los kleenex le sirven de consuelo.
Hace ring mi corazón ¿lo escuchas? Hace clap clap clap o hace ding dong.
Suena ya aunque tú no quieras. Aunque no quiera yo.
Porque su Estado Natural es el de Sonar.
Y como bandera resume muy bien tu estado. Quiero decir tu Estado Mental Actual. Que es en parte sólido (como una roca), líquido (será el verano) y vegetal (sin comentarios).
Me asomo y el estómago se me revuelve. Yo estoy loco, tú estás loca, él está loco, ella está loca, nosotros estamos locos, vosotros estáis locos y ellos están locos. Siempre al borde, masticando ese chicle de esperanza y olvido. A cada rato naciendo y muriendo un poco. Siempre empezando y con el vacío que dejan las cosas que se acaban.
Hace ring mi corazón cuando tú quieres. Hace ding dong o clap clap clap. Suena también sin que tú quieras, y lo que es peor, sin que quiera yo. No debí habértelo dado, que lo llevas en el bolso sin envolver y en las curvas se lastima. Se golpea con tu móvil, con las llaves afiladas, con la agenda, esa cajita de coloretes que no usas, sólo los kleenex le sirven de consuelo.
Hace ring mi corazón ¿lo escuchas? Hace clap clap clap o hace ding dong.
Suena ya aunque tú no quieras. Aunque no quiera yo.
Porque su Estado Natural es el de Sonar.
miércoles, 20 de agosto de 2008
domingo, 17 de agosto de 2008
Podría mejorar
viernes, 15 de agosto de 2008
Llamar
Intento no llamarla.
No mirar. No buscarla.
Y casi siempre lo consigo.
Casi siempre.
Me zambullo en mis cosas
amordazo el corazón
y no la escucho.
Casi podría decir que la estoy olvidando.
Paso al lado de unas flores y evito cogerlas.
Miro al cielo y me suscribo.
Pero luego me borro.
Me tengo terminantemente prohibidos los recuerdos.
Para que esté bien,
para no despertarla,
ya no le canto.
Me miro en el espejo
y me veo la roña,
las amputaciones.
Se me apagaron los versos,
de no contarlos
se me cayeron las manos
de no tocarla
se me secaron los brazos
de no alcanzarla
se me cegaron los ojos
de no mirarla
y me volví bastante tonto
por no soñar
Nadie puede querer a un ciego manco y tonto.
De nada sirven los versos que no florecen.
Todo empezó por casualidad:
por no llamarla.
No mirar. No buscarla.
Y casi siempre lo consigo.
Casi siempre.
Me zambullo en mis cosas
amordazo el corazón
y no la escucho.
Casi podría decir que la estoy olvidando.
Paso al lado de unas flores y evito cogerlas.
Miro al cielo y me suscribo.
Pero luego me borro.
Me tengo terminantemente prohibidos los recuerdos.
Para que esté bien,
para no despertarla,
ya no le canto.
Me miro en el espejo
y me veo la roña,
las amputaciones.
Se me apagaron los versos,
de no contarlos
se me cayeron las manos
de no tocarla
se me secaron los brazos
de no alcanzarla
se me cegaron los ojos
de no mirarla
y me volví bastante tonto
por no soñar
Nadie puede querer a un ciego manco y tonto.
De nada sirven los versos que no florecen.
Todo empezó por casualidad:
por no llamarla.
martes, 12 de agosto de 2008
La puesta de sol
Se va el día y yo dispongo de un palco preferente para disfrutar del espectáculo.
Concretamente los escalones cuarto y quinto de unas escaleras de piedra que hay junto al faro del cabo Formentor.
Es una zona VIP que incluye: salud, una hija alegre, amigos de la mejor calidad y pelajes variados, 2 pasajes de avión al año, aire para llenar los pulmones, una sartén de tamaño pequeño para los huevos fritos, imaginación para ver cada día calles nuevas en las mismas calles, una brújula que me ayuda a situar las constelaciones y ausencia casi total de jaquecas.
Mi vida, con perdón, es un puro lujo. No me falta de ná, como pueden ver.
Pero sí me falta algo, y lo noto justo ahora, desde este palco preferente en el cabo Formentor: una ametralladora para terminar con esos que se besan y se dan la mano en las puestas de sol.
viernes, 8 de agosto de 2008
La arena de la playa
Acerco la cara al suelo hasta que la nariz toca la arena. Todos los granos son diferentes en tamaño, forma y color. Es tontería que se dga que la arena de la playa es amarilla.
Pasa el tiempo y vamos apuntando cosaas de nosotros mismos. Aprendemos a defendernos de nuestros propios mordiscos. Detectamos cuando se nos va a sublevar la tristeza, cuando se avecina la euforia... uno, a estas alturas ya sabe si pertenece al grupo de esos privilegiados que saben sobrevivir sin besos o al de los que no.
Y generamos una serie de artimañas. Las primeras en torno al pudor. Que no se me note. Como niños pequeños nos metemos el dedo en la nariz pero lo hacemos sin que se nos vea. Las segundas en torno a la pura supervivencia. No arrimarse a los balcones cuando aprieta la desesperación, no apostarlo todo cuando la alegría toma el mando que sabemos que la muy perra se retira siempre de forma súbita y sin avisar.
La pregunta es por qué seguimos cagándola. Por qué seguimos acercándonos a quien nos hace daño. Por qué si nos conocemos no nos organizamos la vida prudentemente, sentados al lado de los troncos generosos del hogar.
Me he retirado a la playa contra de mis inercias. Y me he traído una niña de 9 años a la que por la noche, cuando duerme, muerdo la yugular y absorbo. Por la mañana le pongo unos espléndidos desayunos para que se recupere, no me vayan a denunciar por mal padre. Me he traído 3 libros cuando sé que a duras penas me acabaré uno de ellos. Y como gremlins se colaron en la maleta también unas manías, unas querencias que no me vienen bien, unos recuerdos dulces de esos que envenenan la realidad, conviertiéndola en lo que no es.
La arena de la playa, mirada muy de cerca, nunca engaña. Ella lo sabe todo, y no es mentirosa y simplona como los posos del café. La arena de la playa encierra todos los secretos porque nos ha visto nacer, crecer y multiplicarnos. Nos ha visto demasiadas veces acercarnos a la orilla a llorar, a reír, a gozar del sexo, a partir, a perder, incluso a ganar. El único problema de la arena, a la hora de descifrarla (y también a la de revolcarse en ella) es que tiene demasiados pixels.
En la arena de la playa voy a encontrar una pista, lo sé. Y luego la voy a seguir. Y me va a conducir a una estrella ¡o a dos! No, déjate, déjate... con una estrella tienes más que suficiente, que luego vienen los líos.
Pasa el tiempo y vamos apuntando cosaas de nosotros mismos. Aprendemos a defendernos de nuestros propios mordiscos. Detectamos cuando se nos va a sublevar la tristeza, cuando se avecina la euforia... uno, a estas alturas ya sabe si pertenece al grupo de esos privilegiados que saben sobrevivir sin besos o al de los que no.
Y generamos una serie de artimañas. Las primeras en torno al pudor. Que no se me note. Como niños pequeños nos metemos el dedo en la nariz pero lo hacemos sin que se nos vea. Las segundas en torno a la pura supervivencia. No arrimarse a los balcones cuando aprieta la desesperación, no apostarlo todo cuando la alegría toma el mando que sabemos que la muy perra se retira siempre de forma súbita y sin avisar.
La pregunta es por qué seguimos cagándola. Por qué seguimos acercándonos a quien nos hace daño. Por qué si nos conocemos no nos organizamos la vida prudentemente, sentados al lado de los troncos generosos del hogar.
Me he retirado a la playa contra de mis inercias. Y me he traído una niña de 9 años a la que por la noche, cuando duerme, muerdo la yugular y absorbo. Por la mañana le pongo unos espléndidos desayunos para que se recupere, no me vayan a denunciar por mal padre. Me he traído 3 libros cuando sé que a duras penas me acabaré uno de ellos. Y como gremlins se colaron en la maleta también unas manías, unas querencias que no me vienen bien, unos recuerdos dulces de esos que envenenan la realidad, conviertiéndola en lo que no es.
La arena de la playa, mirada muy de cerca, nunca engaña. Ella lo sabe todo, y no es mentirosa y simplona como los posos del café. La arena de la playa encierra todos los secretos porque nos ha visto nacer, crecer y multiplicarnos. Nos ha visto demasiadas veces acercarnos a la orilla a llorar, a reír, a gozar del sexo, a partir, a perder, incluso a ganar. El único problema de la arena, a la hora de descifrarla (y también a la de revolcarse en ella) es que tiene demasiados pixels.
En la arena de la playa voy a encontrar una pista, lo sé. Y luego la voy a seguir. Y me va a conducir a una estrella ¡o a dos! No, déjate, déjate... con una estrella tienes más que suficiente, que luego vienen los líos.
miércoles, 6 de agosto de 2008
Aeropuertos
Si no existieran los aeropuertos habría que inventarlos.
En los aeropuertos todo está ordenado. Los retrasos y las esperas también. Y por eso nos entregamos con una docilidad pasmosa. Bajamos la testuz dentro de esos templos como no lo hacemos delante de los dioses de toda la vida.
C. metió en su mochila de mano en vez de en la maleta los tres botes de crema de protección solar. Factores 15, 20 y 30 respectivamente. Estaban a medias y yo confiaba en usarlos estas vacaciones.
-Lleva usted líquidos en esa bolsa.
-No, que yo sepa.
Sacamos las palas de la playa (con las que se puede abrir la cabeza a un copiloto), dos pelotas hinchables (que pueden matar a un sobrecargo tanto por asfixia como por indigestión), un ajefrez magnético (la amenaza de metérselas por el ano al piloto podría hacerle estrellar el avión contra el rascacielos que yo le pida), un libro de literatura juvenil y tapas duras (sin comentarios).
-¿Quiere que le dé a la niña delante de sus ojos de usted un poco de cada una de estas cremas para que pueda comprobar que no son corrosivas, ni combustibles, ni explosivas?
-Las reglas son las reglas.
Los tres botes a la basura. Se están tirando en todo el mundo miles de millones a las papeleras con la tontería esa d ela seguridad. Pero lo malo es que se tira al mismo tiempo la sensatez, en fragmentos pequeños y sin que nos demos cuenta.
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