No me hagas caso. Ni cuando digo blanco, ni cuando digo negro. Ni cuando digo ahora, ni cuando digo luego. No me hagas caso, en especial, cuando intente decirte lo que siento. No me hagas caso. Ni yo me entiendo.
Por eso canto, por eso busco alguna pista en la cola del supermercado. Por eso escucho a los pájaros, a los niños o a los vagos. Sólo quien no lo intenta consigue decir algo.
Fue hermoso cómo se fueron acercando los pianos, ver aquel mar tranquilo llenando el escenario. Hermoso y raro, en un parque vacío, llenarnos.
No me hagas caso.
Duerme.
Mañana, cuando el sol quiera, en la almohada, habrá un mensaje cifrado.
Pequeñas historias, melodías de insomnio, mensajes en envases de aire, días de tristelicidad...
jueves, 30 de octubre de 2008
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