La piel de la burbuja.
Sabe uno que es frágil.
Que si no, no sería burbuja, sería bola de billar.
No podríamos ver a través de ella, ni se elevaría sublimando nuestro ánimo.
Sabemos que su vida es corta. Por naturaleza.
Pero a pesar de ello, nos duele en lo más íntimo cuando explota.
Desaparece.
Y queda sólo una gotita de jabón.
Pequeñas historias, melodías de insomnio, mensajes en envases de aire, días de tristelicidad...
martes, 14 de abril de 2009
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