martes, 14 de marzo de 2006

Elegancia

Esta mañana he puesto los vaqueros sobre la cama, unos calcetines que me gustan mucho, unos calzoncillos blancos y una camiseta que me compré en Londres hace dos años. Me he metido en la ducha, he meditado sobre la conveniencia de ir a contarme el pelo o aguantar unos días más (quizá el viernes sea la ocasión oportuna) y he disfrutado debajo del agua durante unos plácidos cinco minutos. He cerrado el grifo, me he afeitado, me he puesto desodorante. No me he secado el pelo; sólo me lo he acomodado con la mano. He salido, he mirado el atuendo seleccionado, he dudado, me he dirigido al armario y he sacado un traje, una camisa, unos calcetines negros y una corbata. He guardado el resto. Procuro ser ordenado.

No me molesta la corbata. Ni el traje. Soy de los que cuando llega a casa jamás se pone ropa cómoda, porque siempre voy con ropa cómoda. Sí, estoy en casa calzado. Por cierto, es proverbial mi aversión al chándal o elementos similares.

Ahora bien, ¿dónde está la elegancia? Sin duda no en la ropa que llevo ahora. Ni en la que no me puse. Si observan, sólo un elemento no cambié: los calzoncillos blancos. He visto mucha gente que sólo con agacharse y dejar al descubierto un centímetro de su ropa interior me ha desvelado todo su carácter. Suena pretencioso, pero para mi es definitivo. No soporto en las mujeres la ropa interior de colores rojos, naranjas, estampados... Pero, no. La elegancia tampoco está en los calzoncillos. Nunca he sabido dónde está. Una vez leí a un tipo que decía que siempre había que tener en eso que se llama fondo-de-armario una gabardina vieja llena de manchas; justo la que se debe poner uno sobre el traje más elegante que tenga cuando acude al acto más elegante que jamás lo han convocado.

¿A cuento de qué viene esto?

En fin, esto no es un post. Es un acto de solidaridad. Hay una mano a la que Internet ha traicionado y no puede actualizar el blog. Por eso lo hago yo. Y se me ha ocurrido hablar de esto, mientras observo que quizá debería haber elegido otros zapatos sin darme cuenta que ahí tampoco está la elegancia. Aunque unos zapatos dicen tanto como ese centímetros de braguitas con dibujitos de Disney o pretensiones de burdel de carretera.

13 comentarios:

  1. Yo también me solidarizo -por supuesto- con ambas manos.
    Odio la ropa cómoda-deportiva para... ver la televisión, la mayoría de los que la utilizan no hacen nunca ejercicio, por no asociarlo al típico uniforme de mercadillo de jonkies y otros ex carcelarios. Pero dejemos eso.
    Por cierto aún conservo la gabardina reversible que se compró mi abuelo en una tienda de las Ramblas, junto a Canaletes. Dato; mi abuelo murió cuando yo iba al colegio, es decir murió antes que Franco, y la llevó muchos años!, está un poco ajada ya, pero se nota que es de buena calidad. Un día fui a buscar a una novia a su trabajo con ella puesta, lal salir a solas me dijo -"No vuelvas nunca mas con esa gabardina"- Y es cierto, no volví nunca mas, ni con gabardina, ni sin.

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  2. Pues a mí me gusta la ropa interior de colores...

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  3. A mí también me gusta la ropa interior de colores,
    pero lo que no me gusta nada, es que se vea la etiqueta.

    Yo siempre la corto .

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  4. Bueno... intento quitar el hilito que queda de rayón

    ...o de nailón.

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  5. El rayón es al nailon,
    como el lacon al béicon.

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  6. Jo, te miro, que cuidadoso

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  7. A mí me gustan los calzoncillos amarillos y los naranjas. Bien apretaditos...

    Por cierto otramano, ya podías escribir más a menudo. Se te echa de menos.

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  8. TE MIRO, tienes razón (hoy y siempre). Las etiquetas, fuera. Son de un mal gusto horroroso...

    HAY QUE SABER CORTAR.

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  9. La elegancia está en el alma, no se puede adquirir ni cultivar. He visto vagabundos absolutamente elegantes y altos directivos que dan náuseas con sus trajes y corbatas de Armani. Por cierto, los gemelos nunca podrán ser elegantes.

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  10. Antes el naranja que el gris.

    Antes llevar etiqueta en los calzoncillos que ir de etiqueta.

    Antes zapatillas que zapatos.

    Antes cutre que elegante.

    Antes muerta que sencilla.

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  11. Me ocurre lo mismo. Odio los chandals fuera de contexto, las batas y pijamas fuera del dormitorio;las bragas ó calzoncillos con dibujos (sobre todo infantiles) y toda esa ropa llamada "comoda" que afea al publico en general.
    La elegancia es un don, es algo que ni se compra ni se cambia, se tiene ó no se tiene. Lo demas son adornos más o menos elegantes.Saludos Marbellís

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Han pasado 7 años y pico desde que nació a2manos . Y ha sido una de las experiencias más emocionantes de mi vida. Auténtica, arriesgada...