jueves, 30 de noviembre de 2006

Esperanza Aguirre (I)

La presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, no llega a fin de mes. Lo ha dicho en su biografía autorizada. Un libro revisado por sus colaboradores, a los que les debió parecer la mar de ingenioso que su jefa -¡pelotas!- dijera semejante lindeza cuando se mete en la buchaca 100.000 euros todos los años.

Para ella solita, claro, porque no hay que olvidar que a diario la marquesa come a costa de todos los madrileños -en su lujoso salón de la Puerta del Sol o en restaurantes de a 60 euros o más el cubierto, donde acuden babosos periodistas-, se mueve en coche oficial y si se le antoja un canapé pues se lo sirven con la excusa de amenizar cualquier acto.

Es lógico. Lo hacen todos los políticos de esa ciudad. Pero a ninguno se le ha oído decir ¡que no llega a fin de mes! Me imagino a la señora en bata y rulos cargando las bolsas del caprabo con los puerros colocados en perfecta armonía junto al cartón de Don Simón. La veo revolviendo en los saldillos de Sepu y zurciendo los tomates de sus dos pares de calcetines. La escucho diciéndole a los críos: "Pa'Reshes sha sabéi, una cosita de na' que hay que apretarse el cinturón".

A mi me da pena. Y buscando cómo ayudarla, encuentro esta joya de la interné: 1euro para espe. Pasad, mirad y llorad (de risa).

miércoles, 29 de noviembre de 2006

Vacío

La sexta acepción que encuentro en el diccionario dice: "Falta, carencia o ausencia de alguna cosa o persona que se echa de menos".

El retorno siempre me deja destruido. Con el alma llena de jirones y el cuerpo magullado por los golpes. Vivo en un avión desde hace seis meses. A 10.000 metros de altura y a 900 kilómetros por hora es imposible que mi mente viaje a la misma velocidad que mi cuerpo. La consecuencia es el vacío. De cosas, de personas.

Los billetes son de ida y vuelta, pero siempre equivocan la salida y la llegada.

martes, 28 de noviembre de 2006

El teléfono


-Perdona...
Mi cara de asombro. Demasiadas sorpresas para un fin de semana. Todas maravillosas.
-Coge esto...

Mi mano prefería no hacerlo, pero ella me forzó. Depositó un bollito de papel cuadriculado y se marchó. Lo deslié ante la mirada de la mano que toca, de B., de la otra B. y de R., intrigados todos por ese mensaje misterioso. Porque era un mensaje, aunque al principio pensé que me estaban dando droga y me acordé de mi madre y 'niño no cojas nada de gente que no conozcas y ten cuidado con el hombre de los caramelos'. Las madres siempre defiende la virginidad de sus hijas y la virilidad de sus hijos.

Lo leí en voz alta. "Me encanta tu mirada. Es preciosa". Lo escribo de memoria. La otra mano ha quedado encargada de escanearlo y adherirlo a este comentario. El comentario del retorno. Que lo sepáis.

Lo guardé. Lo volví a sacar. Por la otra cara de ese papel arrugado había una frase parecida. Y por ambas, cosa en la que no reparé al principio, un número de teléfono y un nombre.
Es emocionante que a uno se lo traten de levantar por la calle así. Ella no era guapa. Era más bien fea, pero quizá era una tipa encantadora. Y tuvo la valentía de cogerme del brazo y darme un mensaje. Pensar en una vida con ella era absurdo, pero uno se siente con el ego reconfortado. Se acerca a los 40 y estas cosas gustan. Y a los 15, y a los 23, y...

¡Marcos! ¡El nombre que ponía era Marcos! No, no llamé.


Nota de la mano que toca: Doy fe de que así sucedió. Arriba está la prueba. Hemos difuminado el número de teléfono para salvaguardar la intimidad de Marcos, a quien le gustó la mirada "precisa" de la mano que escribe (que escribe poco, todo sea dicho). Sabemos de Marcos que no es Filólogo, porque la mitad de las tildes que puso, las puso mal.

lunes, 27 de noviembre de 2006

......- Rufus, he estado pensándolo. Creo que me marcho. A mí esta ciudad me gusta, no te creas, pero no aguanto más. He ido perdiendo la ilusión. He ido perdiendo a los amigos, y las cosas con Helen no mejoran, todo lo contrario, cada día nos unen lazos más fuertes de silencio y decepción. Hoy hace dos años , tres meses y un día que no nos insultamos. Dos años, tres meses y un día, también, que no hacemos el amor. Antes emborracharme me servía, el tiempo pasa más rápido cuando estás borracho, pero ahora ya ni eso. He tardado varios meses en decidirlo, sobre todo por ti, tú eres lo único que me importa, lo único que me sujeta. Pero hoy, compañero, ha llegado el momento de que nos separemos. Te va a ir bien, ya verás.
.....- Mmmmm, pues vale.

jueves, 23 de noviembre de 2006

miércoles, 22 de noviembre de 2006

Corro

Corro, corro, corro.
De tanto correr me siento flor bastante quieta.
El aire en los pétalos, algo de sol, la tierra empapándome los huesos.
Paso de sentirme flor invertebrada.
Corro.

Hay una berenjena en la nevera.
Formaba parte de una pareja, pero hace 2 días me comí a su compañera.
Puede sonar muy rudo, pero fue así.
Lo siento.

He pensado recomendar al fabricante (fabricante, sí, adrede) que las empaquete de 3 en 3. Pero no serviría de nada. Yo no puedo comerme 2 berenjenas de una vez. Al final siempre quedaría 1 berenjena sola en la nevera.

¡Cuántas oportunidades nos da la hortaliza para indagar en los misterios de la matemática y la existencia! Ser o no ser berenjena sola en la nevera, ésa es la cuestión.

Si algún día escribo "Ser o no ser..." en un relato ¿Me dirá A.: cámbialo, que no se entiende, en la oficina lo hemos leído varios y estamos de acuerdo en que no se entiende. Pon "Érase un vez..." que está al alcance de todos?
Quizá.

Tengo los dedos cansados. Hoy tengo los dedos cansados. Impermeables, no dejan salir lo que encierran mis manos. Nada fumable.

"Infumable". 2 ministras de Sanidad más, y la RAE tiene que quitarla del diccionario porque ha caído en desuso.

C. se resiste a acostarse, aprovecha los vacíos legales, los despistes... todo para no irse a dormir. A mí me espera una pila de vajilla sucia. Amenazando con inmovilizar al grifo, cogerlo de rehén.

Corro, corro, corro.
De tanto correr me siento cansado,
levito levemente y,
en la misma medida que se me aflojan las razones,
me inundan las emociones.
Y soy capaz de temblar contemplando 3 farolas naranjas a lo lejos.
Y me conmueve el espectáculo terrible de ver 1 berenjena sola en la nevera. Ligeramente cubierta con celofán, vencida, en la bandeja... qué pensará cuando yo cierre la puerta y se apague la luz. Pongo delante unos yogures: no quiero saberlo.
Mientras tanto, corro.

martes, 21 de noviembre de 2006

2,40

No es fácil explicar el placer que se siento a las 2,40 de la mañana a alguien que no es noctámbulo.

La certeza de que no va a sonar el teléfono, que en las próximas horas nadie espera nada de mí... el silencio. Es tanta la sensación de libertad que casi podría llamarlo libertinaje.

Me acuerdo de esa distinción, era muy manida en los ochenta: "No hay que confundir la libertad con el libertinaje". Ahora nos parece graciosa, yo hace mucho que no se la oigo a nadie. Cambian los tiempos y cambia el significado de las palabras. "No hay que confundir la seguridad con el miedo" digo yo. Hoy.

Si yo fuera un verbo me gsutaría ser "cundir", que se usa poco. Cundir, cundir, cundir, cundir... "que no cunda el desaliento", "cundió el pánico".

Si notáis que de vez en cuando me paro es porque el sueño me acecha y a veces me cierra los ojos y me doy con el mentón el el pecho.

Lo he contado otras veces, adoro estos momentos. Se me van apagando las luces y en mi cerebro sólo quedan las mujeres de la limpieza. Es la hora de llenar las papeleras. A veces oigo un pájaro a estas horas y me saca una sonrisa. ¡No hay pájaros por la noche! Sólo éste, el de mi barrio, y algunas noches regresa con una buena tajada.

"Tajada" es otra palabra bonita . Piensa uno en el chorizo de la olla de la abuela.


Ahora sí, me voy a dormir. Antes de que los más madrugadores empiecen a abrir sus grifos y enchufar sus afeitadoras. Antes de la primera tostada.

A vuestra salud y a la mía.

sábado, 18 de noviembre de 2006

Cuando salí no llovía

No vayas a comer a un restaurante pijo
con una bicicleta vieja.
Los sentimientos no son yogures
no se conservan bien en la nevera.

Tengo una maraca con forma de banana,
la ilusión de ver nevar en Madrid,
tres libros en la mesilla
y un vicio que me acabará matando: vivir.

Casi todas las mañanas me levanto
con ganas de asesinar a aquel que inventó el despertador.
Luego las horas van pasando y le perdono,
no soy de los que guardan el rencor.

Sé enamorarme sólo con palabras
y sé olvidar a ritmo de bolero.
Recuerdo que hubo un tiempo en que era un tipo
al que no daban miedo los tequieros.

Antes de que me abrace el edredón
apuro este chupito de mentiras
y me muerdo los labios recordando
los besos de cuando no me conocías.

Amigo, sácalos al sol pa´que respiren
no guardes el sentir en la nevera
No vayas a comer a un restaurante pijo
en una bicicleta vieja.

viernes, 17 de noviembre de 2006

Postal


Los ingleses le tienen mucho cariño a su metro. Entre otras cosas porque les sirvió de refugio cuando Hitler les bombardeaba.

Pero un billete sencillo, sencillísimo, cuesta al cambio casi 5 euros, se ven mardito´ roedore´ sólo con mirar, los trenes son del año catapún, está masificado, huele mal... ni que decir tiene que el de Madrid le da cien vueltas. Es que el de Madrid le da cien vueltas a todos los metros que yo he visto.

Pero, hay que reconocérselo, da muy bien ante la cámara.

Palabras que Encontré en la Calle X


En Londres hace diez días.

Creo que no hace falta comentar nada.

jueves, 16 de noviembre de 2006

Ortografía

Le escribí una carta. A ella. Ni muy íntima, ni muy nada. Contenía un guiño. un estrechar la mano... está bien, puede que también contuviera un beso. Casto y pequeño: sin lengua.

El caso es que nunca me contestó.

La repasé mentalmente. Por si contenía malas intenciones, pretensiones de contacto carnal, piropos dichos desde el andamio o las cotizaciones de Endesa del último trimestre. Nada. La repasé por si era barata, vulgar, ambigua... No encontré nada de eso tampoco, pero sí una falta.

Por eso no me ha contestado, estoy seguro, ella es muy rigurosa con la ortografía.

Me apunté en una escuela de letras y allí me dijeron que cariño se declina, que amistad se conjuga, que amor es polisémica. Que hay miradas muy poco correctas, desde el punto de vista de la sintaxis, claro.

El caso es que nunca me contestó, y yo creo que es por la falta, la falta de ortografía.

martes, 14 de noviembre de 2006

Pérez



El sábado estuve grabando una adaptación del cuento del Ratón Pérez. Se me olvidó registrar un estornudo a la actriz que hacía de niño.

Cuando lo escuché el domingo me acordé. Hacer venir a alguien al estudio sólo para que estornude me parece una crueldad y un despilfarro. Probé con mis propios estornudos pero no podía camuflarlos para que parecieran de niño. Hoy le he propuesto a C. grabarlo y le ha encantado la idea. ¿Explotación infantil? Espero que no.

He cogido un poco de pimienta molida de la cocina y me la he metido yo en la nariz para que viera cómo la pimienta hacía estornudar y no provocaba daño. He estornudado profusamente y al echar un poco de pimienta en la mesa me he dado cuenta de que estaba enseñando a mi propia hija a esnifar. Sin billete, eh, con una pajita de las que usa por la mañana para el colacao.
Pues por mucha pimienta que se ha metido en la nariz no ha conseguido estornudar. "Me pica mucho, pero nada". Luego he cogido una pluma de paloma que usó Cervantes durante el verano. He vuelto a probar yo primero. Soy incapaz de resistir las cosquillas que provoca una pluma en la nariz, me vuelve loco. En cambio a C. no le hace efecto. Por más que le hacía cosquillas no se inmutaba, ni rastro del ansiado estornudo. ¿Es mi hija insensible nasal?.

Veía que se ponía triste por no poder participar en la grabación del cuento de uno de sus héroes infantiles, así que la he dejado impostarlo. No lo ha hecho mal, la verdad. Le faltaba fuerza pero al editarlo en el ordenador da el pego.

El cuento de Pérez ya tiene su estornudo. Ya me puedo ir a acostar tranquilo.

lunes, 13 de noviembre de 2006

Intimidades

El otoño es una estación estupenda. Tiene muchos cielos distintos y no le gusta ponerse el mismo dos días seguidos. Los árboles, envidiosos, también tiran del fondo de armario y hacen ostentación cromática. Al final, ¿para qué? ¿para acabar desnudándose?

El otoño es ciclotímico por naturaleza. Y eso, que en cresta es un lujo, en valle fastidia.

Hoy he salido a la terraza y me he embelesado mirando las flores. "Embelesado" es una palabra muy bonita. Casi tanto como mis flores. Aunque cuando la leo otra vez dudo si no quedará, la frase completa, un poco cursi. Yo, de adolescente, no miraba las flores. Ahora, en la postadolescencia, me encanta mirarlas. Lo próximo es el vino y el flamenco. A todo se aprende si se quiere aprender.

Mis conocimientos de botánica son escasos, así que me perdonaréis los nombres. O, mejor, me los corregís y así aprendo.


Estas margaritass on el objeto de deseo de los edificios que se asoman a mi terraza. Y lo son también de la vecina, que tiene unas parecidas y no consigue tanto fulgor. Pequeñas rivalidades de barrio.



Éstos me han dicho cómo se llaman pero no lo retengo. Sé que no son gladiolos. Tienen el primer premio terracil a la constancia. Llevan desde mayo aguantando, con su morado ambiguo y leve: hacen compañía con discrección.


Estas margaritas rebentonas son el colmo de la coquetería. Todo el verano agazapadas, esperando su oportunidad, y cuando la terraza decae y muchas de las otras languidecen, se ponen así de glamourosas. Viva la margarita cañí.



Muy probablemente esto son claveles chinos. Han tenido momentos mejores. Noviembre no es su mes, van desgarbándose a medida que llegan los fríos. Es el primer año que pongo claveles chinos. Pero he guardado las semillas para el que viene. Me voy a hacer fan de los claveles chinos. Además el naranja es el color del Feng Shui para la energía sexual (y el gas butano).



Ésta es la famosísima rosa de pitiminí. Otros años ha sido la estrella pero este está en horas bajas. Otro con menos escrúpulos habría vaciado la jardinera para poner caléndulas o pensamientos. Pero yo no, yo le voy a dar otra oportunidad a mis rosas de pitiminí. Me gustan estas flores temperamentales que de tan bonitas pinchan.

Desde que el padre Mundina fue sustituído por el maromo con coleta de bricomanía la cosa floral ha perdido mucho encanto. No sé, es como menos espiritual.

Ay, mis flores de otoño,
cuánta alegría dáis
para tan baratas.

sábado, 11 de noviembre de 2006

Escribo que no me entiendo

Escribo que no me entiendo.
Últimamente.
Si no escribo tampoco me entiendo.
Canto.
Cantando no me entiendo pero tampoco lo pretendo. Canto para hacerme compañía. Porque cantando siempre acabo siendo varios. Varios, y de fiesta.

Cuando estaba contigo no era nadie. Era un trozo de ti. Y era un trozo tuyo, no es lo mismo.
Era bonito no ser nadie. Era bonito ser un trozo de alguien, cobrar sentido por cercanía, por sintonía, por empatía... Ficciones.

Es lo que tiene compartir la almohada, que, de tanto apoyar las cabezas, se acaban compartiendo las ideas, las soluciones... y los problemas. Problemas, soluciones e ideas que no pueden existir fuera de la unanimidad inapelable de la almohada, se ahogan como peces fuera de una pecera.

En aquel tiempo me entendía. O quizá, lo justo sería decir que en aquel tiempo no me preocupaba entenderme.

jueves, 9 de noviembre de 2006

Mi psiquiatra va a la pitonisa

Yo antes pensaba menos,
me lo noto.
Y me iba "mejor",
entre comillas.

Me he enterado de que mi psiquiatra consulta regularmente a una pitonisa. Se le ha escapado hoy, mientras yo me declaraba -por enésima vez- insolvente emocional. No sé si es más grave el hecho en sí, o que se le haya escapado. Está feo que un psiquiatra tenga incontinencia verbal, un psiquiatra debe ser, por deontología profesional, todo él, pura contención.

A los psiquiatras se les reconoce ya de niños, porque cuando se pillan la minga (no sé si es más adecuado minga o pilila) con la cremallera del pantalón antes de gritar analizan. A partir de ahí es coser, y cantar.

No me lo esperaba de él.

Dice que lo hace porque en ese rato se desinhibe y le cuenta a la pitonisa cosas que no es capaz de contarle a nadie. Y que tiene mucho feedback de la pitonisa y también de su bola de cristal. Que los psiquiatras están para encerrarlos lo sabe todo el mundo, no hace falta que lo diga Woody Allen, pero que en un desliz lo reconozcan, eso clama al cielo. como se enteren en el colegio de psiquiatras lo expulsan.

Él no se da cuenta, pero me ha hecho más daño que cuando me dejó mi segunda mujer. Porque yo lo tenía idealizado, normal. Para eso sirven , para idealizarlos. Para eso pago.

Y yo creo que lo mío
se pasa pensando menos.

Me lo noto.
Antes pensaba menos
y me iba "
mejor",
entre comillas.

miércoles, 8 de noviembre de 2006

Locos

Se han vuelto locos.

Lo de las medidas de seguridad en los aeropuertos es de locos.

En Gatwick, esta misma tarde, colas interminables. Todos con los zapatos quitados para pasarlos por el escáner. Nos han confiscado la botella de agua que llevaba C. en la bolsa.
En los cuarenta minutos que hemos estado no se ha visto que encontraran ninguna pistola ni bomba.

La semana que viene llega Bush de visita oficial. A él, que ha demostrado ser bastante más peligroso que todos los que estábamos hoy en Gatwick juntos, que seguro que viene acompañado de unos cuantos energúmenos sin escrúpulos (de rigurosa etiqueta, eso sí) con pistolas y armas más peligrosas. Ni lo cachean ni le dicen nada. ¡Cómo está el mundo!.

Extender el miedo debe ser muy rentable.

Alguien debe ganar mucho dinero, y no sólo las empresas de seguridad, los fabricantes de escáneres, los fabricantes de armas...

Lo mejor era ver a los ejecutivos que en la City no dirigen la mirada a nadie que no lleve un traje de 2 mil libras, llevando en la mano zapatos -a alguno le jumeaban los tachines que era un gusto-, y cinturón; y dejándose cachear por un hooligang tatuado (de uniforme, eso sí) con muy pocas luces y muchas cervezas.

Se han vuelto todos locos.

domingo, 5 de noviembre de 2006

En Londres

Estamos las dos manos en Londres.
Hace sol con velos.
Es que aquí el sol es muy discreto, muy pudoroso.
Vamos a dar un paseo a Hyde Park.
Por más que Martín Gaite la ubicara en Manhatan. Yo si fuera Caperucita lo tendría claro: Hyde Park.

viernes, 3 de noviembre de 2006

Pompas de jabón

Nos pasamos la vida resistiéndonos a lo efímero. Qué cabezotas somos, por qué nos empeñamos en consolidar momentos, intentar perpetuar felicidades. Por qué embalsamamos las relaciones para que duren... toda la vida.

Pero ella, la vida, es una fanática de lo efímero, milita en las filas de lo efímero. Su séquito es de dudas, no de verdades absolutas.

La realidad, lo que llamamos realidad, no es una globalidad sino un montón de pequeñas partes. La realidad son impulsos eléctricos y químicos entre nuestras neuronas, nada más que eso La realidad sólo existe mientras la pensamos, la sentimos o la recordamos. Esto se demuestra con una sencilla prueba: duérmete y verás cómo la realidad se va apagando. Hasta que despiertes.

En cambio las personas nos ponemos muy pesadas y muy trascendentes hablando de pasado, de presente, de futuro... Escuchas a los tertulianos de distinto pelaje y parece como si hubiera muchas cosas realmente importantes y sólidas. No, no las hay. Pero ellos dicen lo que nosotros queremos escuchar, para eso les pagan.

La línea que separa el principio del fin, el aburrimiento de la diversión, la muerte de la vida, la idiotez de la sabiduría, la verdad de la mentira, la oscuridad de la luz, el irme del quedarme, el amor de la nada... es tan fina como la piel de una pompa de jabón.

Pensar estas cosas causa desazón a mucha gente. "No quiero escucharte ¡Pero si yo me desvivo por mi plan de pensiones!".

Lo único esencial es este instante.

Daría todo mi patrimonio y hacienda por la piel de una pompa de jabón.

Por la mentira húmeda escondida en un beso, por la vibración de unas notas flotando en el aire, por los electrones que desprenden ciertas pieles al tocarlas, por esa mirada, por poder llenar mis pulmones con ese paisaje...

Huele a tierra mojada, Madrid se ha puesto la camisa estampada de ocres, granates, grises y verdes. He desayunado colacao con digestives, suena de fondo I can´t stop loving you de Ray Charles. Si esto no es plenitud ya me contarás tú qué es.

jueves, 2 de noviembre de 2006

De visita

Hoy he ido con mi hija a ver a mi madre. Me he dado cuenta de que nunca había ido precisamente el día de los Santos.

No he llevado flores porque sabía que tendría de sobra y que no habría hueco. Como reside en un tercero tiene sólo los dos vasos de los lados. Y siempre están llenos.

He ido a la hora de comer para evitar aglomeraciones. He respirado hondo para no llorar.

Se vive peor sin madre.

Porque el tiempo la ha ido despojando de defectos, de todos los defectos. Cómo decirlo... hace diecisiete años que yo no discuto con mi madre. No me da ninguna razón para enfadarme, ni me critica, ni se enfrenta, ni se inmiscuye... así que sólo puedo quererla. Quererla sin peros: absolutamente. Queriendo ciegamente a alguien que vive en un tercero, que nunca se levanta cuando llegas, que no te contesta, que no te riñe ni te abraza... se vive peor.

No lo he pensado mientras respiraba hondo, en su presencia y en la de mi hija. Ni tampoco cuando me he despedido tocando levemente el cristal que mi hermana y mi padre mantienen limpio. Lo hago ahora que nadie me ve y que puedo llorar bien a gusto.

Te echo de menos, mamá.

Joder, qué mierda, parezco Marco.

miércoles, 1 de noviembre de 2006

Trajo

Trajo perejil y una poesía.
Un brillo de vodka en la mirada.
Tan temprano.
Una urgencia:
ponme un café ahora mismo.
O dos.
Le dio de fumar al cenicero.
Y a mí de beber, de sus labios.
P.W.

Lo he encontrado en una antología poética de un autor americano casi desconocido: Pendleton Wire. Lo recomiendo.

Mudanza

Han pasado 7 años y pico desde que nació a2manos . Y ha sido una de las experiencias más emocionantes de mi vida. Auténtica, arriesgada...