martes, 7 de febrero de 2006

Poesía



Hay dos maneras de ver la vida, una poética y otra prosaica. La poética es la que usan los niños, los tontos y algunos poetas. Esto lo sabe cualquiera. La prosaica es la más usual en los hombres y mujeres maduros que tenemos un trabajo estable. Lo que no quita para que haya excepciones.

El viaje a Málaga me ha deparado momentos muy agradables. Me puse el chip de viaje antes de salir (según concepto de xnem) y hasta las áreas de servicio me resultaron excitantes. Tenía yo mi ratito poeta y no pensaba desaprovecharlo.

Mis anfitriones se pusieron temporalmente malos, del estómago o algo así, y yo aproveché para perderme e ir de turismo emocional. Sin guías.

Así fue como metí mis pies en el mismo mar que los fenicios, y me puse a buscar una virgen del mar. Eran horas inadecuadas y el sol -vaguete siempre en febrero- no se animaba a subir.

Regresaba ya del periplo cuando vi la imagen de arriba.

¡Qué suicida tan meticuloso, qué bien aparcada ha dejado la bici!

Ser suicida en Málaga es un error. Eso lo saben los jeques de Arabia Saudí igual que los mafiosos rusos o los cartagineses o los moros del tiempo de Boabdil el Chico. Para suicidarse en febrero, con conocimiento de causa -no a lo idiota- hay que elegir Noruega. O Zurich, o un pueblo a 30 kilómetros de Moscú o 30 botellas de vodka. Pero ¡en Málaga!

Probablemente haya sido el amor. Iba llorando de pena amorosa en su mountain bike, vio el abismo y pensó que lo mejor era saltar y que luego cuando el voluntario de protección civil le dijera a su amada que se había tirado a las rocas, ella sufriera un shock de culpa y se mesara los cabellos y llorara hasta deshidratarse lamentándose por no haberlo querido como él se merecía. Y así que no parara de sufrir y de sufrir el resto de su vida (la chica) como él estaba sufriendo ahora (el de la mountain bike).

Porque si se te engancha la cadena no te tiras al vacío.

Pero también podía ser una tristeza aguda por ese maldito sol que -vaguete siempre en febrero- no se quería levantar.

O una siesta en un banco irresistible.



Hay dos maneras de ver la vida, una poética y otra prosaica. Eso lo sabe cualquiera.

6 comentarios:

  1. En esta ocasión, se impuso la versión prosaica sobre la poética...no debe ser muy frecuente eso...

    Agur.

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  2. Hay 3 formas de ver la vida: una prosaica, una poética, y la de a ratos prosaica, y a ratos poética.
    Como este blog.

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  3. No hay ni dos ni tres ni cuatro.
    Hay tantas formas de ver la vida como queramos, como sintamos, como necesitemos.
    Como nos la hagan ver.
    Como nos la hagan sentir.
    Como la hagamos ver.
    Como la hagamos sentir.

    Hay muchas formas de entener esa bici asomada al mar...
    Y muchas maneras de hacer poesía.

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  4. Me bajé lentamente de esa bici.
    Primero la apoyé en un árbol. Decidí que no era el lugar.
    Después vi la barandilla.

    Ése era su lugar. La apoyé allí. Para que sin que te dieras cuenta, escribir este post a medias. Como tantas otras veces...

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  5. En Madrid, además de no poder dejar la bici junto al mar, tampoco la puedes dejar un segundo sin candado.

    Aquí los poetas roban bicicletas.

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Han pasado 7 años y pico desde que nació a2manos . Y ha sido una de las experiencias más emocionantes de mi vida. Auténtica, arriesgada...