El mago está sentado en el metro.
Lleva una maleta vieja,
un traje raído y cierto aire displicente.
Vamos, lo normal en un mago.
Mira la manga de su levita.
No hay palomas.
No hay ases de corazones.
Mira dentro de la chistera.
Un bonobús.
Y un olor rancio que indica
que algún día allí vivió un conejo.
En el bolsillo algunos caramelos para regalar a los niños.
-Dejé la oficina porque no me permitía soñar, dice para si mismo.
-Próxima estación: Esperanza, contesta la megafonía
-Ojalá, suspira el mago.
Pequeñas historias, melodías de insomnio, mensajes en envases de aire, días de tristelicidad...
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Escribiendo en la cama
Estoy escribiendo en la cama. Tú duermes. Hace mucho calor esta primera noche del verano. Es por eso que has apartado la colcha de un...

-
Me he levantado esta mañana contento. Cantando cosas del Dúo Dinámico que debieron quedar fosilizadas en los rincones de la memoria como pe...
-
Luisito, el hijo de los de la mercería, estudiaba mecanografía . Todas las tardes le veíamos cruzar la calle con su carpeta azul Centauro , ...
-
Entraba dispuesto a contar cómo una breve llamada de teléfono es suficiente para devolverte a la realidad, cómo el primer ring es, ciertame...
La magia no siempre se encuentra en una chistera.
ResponderEliminarLa esperanza no tiene por qué vivir en la próxima estación.
Vamos como Mr. Allen en "Scoop" esperando a su Sondra Pransky.
ResponderEliminarY si la Johanssonn está a tre paradas yo voy y las hago.