"Niño, cómetelo todo que hay mucha hambre en el mundo".
Yo no entendía cuál era el mecanizmo que hacía que si yo apuraba el plato se saciara un negrito.
Que no, hombre, que lo que pasa es que despreciar la comida es una afrenta a tu buena fortuna por tener comida abundante.
Y es un agravio universal.
Y es de gente ingrata.
En el mundo en el que vivímos.
La escasez de besos es preocupante.
Por eso
Quien tiene un beso tiene un bocadillo.
Pequeñas historias, melodías de insomnio, mensajes en envases de aire, días de tristelicidad...
lunes, 30 de abril de 2007
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