Antes de acostarme veo que el ordenador está encendido. Me acerco y no puedo evitar la tentación de comprobar el correo y abrir a2manos.
F siete. Agua.
Conecto iTunes sin elegir canción, por escchar algo. Suena la partitura que escribió Alberto Iglesias para Hable con Ella. Por casuaiidad. Serán las cuerdas, o la cadencia menor o el legato...
B, cinco. Tocado.
No, no son esta noche tanto las tristezas como las bellezas.
La suerte, las cosas de la fortuna.
Convergen a esta hora las distintas bellezas que me ofrece la vida. Y son ellas las que se me atragantan. De ahí el nudo, la rigidez de los dedos a la hora de apretar las teclas. Pienso en ella justo cuando, cosas del orden alfabético, aparece Albinoni con su Adagio. Es probable que lo haya escuchado quinientas veces. Alguna en hilos musicales y sitios peores: publicidades infames. Pero es como la primera vez, y algo se inflama.
B, seis. Hundido.
Pequeñas historias, melodías de insomnio, mensajes en envases de aire, días de tristelicidad...
domingo, 6 de abril de 2008
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