Hay dos tipos de personas.
Unas se adaptan a lo que venga, aprovechan y disfrutan de lo que les toca. Les vale el norte y el sur, el invierno y el verano. Pueden comprar en Dia o en una delicatessen. Carne o pescado, lluvia o sol.
Otros van por la vida con un zapato como el de Cenicienta y rechazan por sistema a todo príncipe que no gaste un 43. Sea éste azul, verde o amarillo. Las cosas son de una manera. La realidad tiene que adaptarse a ellos, con vaselina o a golpes, no puede ser de otra forma.
Uf, qué pereza.
Pequeñas historias, melodías de insomnio, mensajes en envases de aire, días de tristelicidad...
martes, 10 de junio de 2008
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