
Te espero.
Somos dos.
Somos uno.
No me toques. No te acerques. Por favor, por favor no te vayas.
Después de unos años nos queda esto. Y no sé si es una fortuna o una ruina. Es lo que tengo, es lo que soy. A nadie puedo echar la culpa, aunque, estás tan a mano que estoy tentada.
Las ventanas son los ojos de mi casa, sí. ¿Por qué lloran los colchones?
No hay comentarios:
Publicar un comentario
¡Muchas gracias por comentar!