Si levantas la vista de la carretera lo que ves es el futuro. Siempre es igual: plano, salpicado de hierbajos enanos y algún estúpido pájaro solitario.
-Son caiquenes. Los que están solos es que han enviudado. Se llaman caiquenes.
-¿Perdón?
-Esos pájaros, los que está mirando, señor. Una vez que encuentran pareja, están con ella hasta la muerte. Si uno de ellos muere, el otro vive en soledad. No se vuelve a emparejar.
Descubrí después de este viaje por Patagonia, donde no he estado jamás o sí he estado alguna vez, que hay otras aves que tienen la misma costumbre. Nunca me gustaron las aves. Tampoco los pájaros. Ni los peces, porque tienen una mirada incomprensible y su conversación nunca me ha interesado lo más mínimo. Los caiquenes son unos estúpidos pájaros bobos. Muy bonitos, por cierto.
Pequeñas historias, melodías de insomnio, mensajes en envases de aire, días de tristelicidad...
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