Me gustan las tormentas.
Me gusta ver como se raja el cielo a cuchilladas blancas, el sonido de los truenos.
Imagino dioses haciendo amores, o haciendo guerras, ocultos tras el velo de las nubes. Me gustan sobre todo las tormentas de noche. El viento que las precede. Su olor inconfundible.
Me gustan las tormentas porque son hecatombes que huelen a esperanza, a tierra fértil.
Porque son castigos.
Porque son promesas.
Rompen la monotonía tediosa del calor.
Me gustan las tormentas porque no piden permiso.
Pequeñas historias, melodías de insomnio, mensajes en envases de aire, días de tristelicidad...
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Claro, el que te gusten las tormentas porque no piden permiso sólo lo podías haber escrito tú, mano que toca. La próxima vez estaré más atenta.
ResponderEliminarNecesito unas vacaciones en el club.