Me he levantado esta mañana con el cuerpo anudado. Días sin respirar bien, días amaneciendo al amanecer, días sin brújula.
Besos, desayunos, sonrisas, risas, abrazos, mimos. ¡Vaya, nada me alivia!
Día gris, preludio de otoño, opresión en el pecho por la ausencia. Así es. Ausencia.
Tiro el coche, me mojo con una lluvia tan fina como exquisita. Otoño. Me encanta el otoño. Y a ella, recuerdo. Una tarjeta, cuatro, cinco frases que quieren decir sólo una cosa...
"Me has hecho sonreír. Me gusta hasta allá arriba, bien lejos...hasta el infinito". Un mensaje en el móvil. Las 17 rosas llegaron a su destino. Sonrío. Y ya.
Sangro.
Pequeñas historias, melodías de insomnio, mensajes en envases de aire, días de tristelicidad...
jueves, 17 de septiembre de 2009
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