
Está llegando el otoño a Madrid. Se nota en el aire, en la gente...
Son los olores y la luz inclinada de un sol ya cansado de tanto verano.
Los niños vuelven al colegio y los mayores a sus rutinas.
No todos a las mismas rutinas, cada uno a las suyas.
Me pongo un gintonic y miro algunas de las fotos del último viaje.
Postales. Recuerdos. Calor. Calor. Calor.
Hatshepsut ama a Senenmut


El NIlo al atardecer

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