Me cuenta una amiga.
"El sexo de no pagar sale carísimo. No me extraña que hombres y mujeres recurran al de pago. Yo, después de un par de facturas emocionales desorbitadas (no me llega, ¿puedo fregar platos?) he alzado la vista a Dios (protestando), luego la he dirigido a mi interior (con esperanza) y me he entregado a una etapa de onanismo. El onanismo está lleno de ventajas y tiene una relación calidad/precio inmejorable. En teoría es ilimitado... A tu mano, por razones evidentes, nunca le duele la cabeza. El único peligro es que se te puede ir la mano (literal) y caer en un exceso. Pero, yo, como ya he dejado atrás los 50, he optado por un onanismo razonable."
Pequeñas historias, melodías de insomnio, mensajes en envases de aire, días de tristelicidad...
lunes, 21 de septiembre de 2009
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