viernes, 19 de mayo de 2006

Hipoteca

Primero tuve la fase bricolaje. Y ahora estoy en la fase hipoteca.

Sí , qué pasa, suele ser al revés, pero a mí me gusta arreglar la casa y luego, si me queda mona, la compro. ¿Rarito? Si yo te contara.

Sabe Dios (que no existe) que prefiero cien mil veces poner tarima a entrar en una sucursal bancaria. Porque las sucursales bancarias rezuman mal rollo por mucha imagen corporativa mucha asepsia y mucha corbata que tengan. No puedo evitar ver en la puerta un cartel con un "cueva de los cuarenta ladrones" tachado por un BBV.

Ayer me tocaba ING. El colmo de la única oficina de ING de Madrid es que a la puerta pone: café ING. Como si hubiera tertulias de intelectuales y abueletes jugando al dominó, no te fastidia.

-Oiga, ¿es aquí donde si les dejo mi dinero "ni las gracias" y si me prestan ustedes me cobran?
-Sí.
-Pues quiten lo de "café", esto es un banco.

Me atiende una economista recién licenciada que habría preferido estar de ministra haciendo planes quinquenales pero que le ha tocado machaca machaca con las hipotecas.

-Buenas, que quería... a ver si me podían prestar una pasta gansa.
-¿Cuánta?
-Pues para un piso: tropecientos mil.
-Eso es mucho dinero.
-Ya, yo le dije a la promotora (otro banco) que si me lo dejaban en la mitad pero me dijeron que no.
-Y puede justificar ingresos para hacer frente a la letra.
-¿De cuanto es la letra?
-Dos mil.
-No puede ser señorita, si a mí en la editorial me pagan a veinte céntimos ¡¡¡cada palabra!!! No puede ser que tenga que escribir 10000 palabras para hacer frente a una sola letra.
-Se siente. La vida es dura. Y para usted, por lo que veo, más. En cualquier caso puedo pasar su caso al Departamento de Riesgos.
--Uf, menos mal, estoy salvado. Porque... al Departamento de Riesgos le gustará el peligro, la emoción, la incertidumbre...
-Para nada, lo detestan.
-Pues vaya mierda de Departamento de Riesgos.
-Usted sabe mucho de esto ¿no querrá usted casarse conmigo?
-...
-Mire que soy muy bueno poniendo tarima.
-...
-Y podría contarle un cuento cada noche.
-...
-Cada noche uno distinto.
-...
-Al oído.
-Mire, se lo voy a explicar de una manera sencilla para que usted lo entienda. Yo soy más bien de gres, porque se limpia mejor. Estoy casada con el director de la sucursal. Y por las noches los cuentos me los cuenta Buenafuente. Sí, al oído, porque mientras mi marido lee las páginas salmón yo escucho la tele con cascos.

Glups. Probaré en Bankinter.

1 comentario:

  1. Ja, ja, ja !!!!

    Te recomiendo el Banco Pastor, que igual te llevas un queso.

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