jueves, 29 de enero de 2009

Abrazo

Pienso en esta noche en el amigo triste (y cansado) y en si le estarán dando mimos suficientes.

Los mimos nunca son suficientes para los glotones, ya lo sé. Él y yo lo somos. Somos glotones de mimos y glotones a secas. Pero ni siquiera una gran dósis de mimos es suficiente en un momento así.

Y me acuerdo de la ración de adobo y las risas que compartimos el sábado. Él estaba nervioso ya. Normal.

Yo que soy de palabras y fíjate, en estos lances me quedo seco. Sólo sé abrazar.

Pienso en esta noche en las tonterías que hacemos, en las pérdidas de tiempo. En las verdades y en las mentiras. En los ratos desaprovechados. En las intensas felicidades instantáneas.

Se ha ido la madre del amigo. Por eso se siente triste (y cansado).

Y hoy, como otras tantas veces en trance similar, siento una obligación moral, íntima, universal... me siento obligado a ser feliz, a intentarlo, a no desperdiciar un solo instante, a diferenciar lo importante de lo superfluo. Siento la obligación moral de vivir. Con mayúsculas. VIVIR.

Las palabras sirven de bien poco.

Vaya por delante el abrazo.

1 comentario:

  1. Muchas veces los gestos dicen tanto como las palabras.

    Hoy por la madre del amigo...

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