Las manos. Siempre las manos. Para asir, alcanzar, notar... para ver.
Las manos, para hablar.
Ellas dicen lo que yo no me atrevo a decir. Ellas nunca engañan. Porque no saben.
Las manos para cocinar, para comer, para bailar, para besar.
Las manos, para salvar. ¡Agárrate fuerte!
Me dijo:
-Yo me sé tus manos. Tus manos son el mapa de tu alma, y las llevas así, como quien no quiere la cosa. Con esas manos al aire vas desnudo, que lo sepas.
No escondas las manos.
Pequeñas historias, melodías de insomnio, mensajes en envases de aire, días de tristelicidad...
miércoles, 21 de enero de 2009
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