viernes, 23 de enero de 2009

La última frase

Se hunde el Titanic y yo estoy en mi camarote.

Al principio no me entero, luego salgo, sin prisas, a la cubierta.

El barco se escora y estoy tentado de arrojarle mi gin tonic.

Opción A:
-Mamarracho, hijo de puta, no te hundas, no seas cabrón.

Opción B:
-Olé tus huevos, derecho al fondo del mar.

Opción C:
-Si me hubieras avisado me habría traído otra ropa, esta no pega nada.

Si yo fuera de otra manera, gritaría: "las mujeres y los niños primero". O bajaría a la sala de máquinas a intentar tapar la vía de agua. No sé, alguna heroicidad, o un acto de villanía como meterme a codazos en un bote quitándole el sitio a una mujer emarazada, en estas circunstancias tan extremas vale todo.

Pero no, yo soy como soy, y ante este momento histórico-catastrófico-mundial, con mi batín de seda y mis pantuflas, observo a los pasajeros correr y gritar como ratas. Doy un sorbo. Y me tomo mi tiempo en elegir la frase.

Tengo que hacerlo con tiento, puesto que va a ser la última.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

¡Muchas gracias por comentar!

Escribiendo en la cama

Estoy escribiendo en la cama. Tú duermes. Hace mucho calor esta primera noche del verano. Es por eso que has apartado la colcha de un...