A veces las cosas funcionan.
A veces no.
Y yo no sé por qué es.
Las mismas notas a veces suenan armoniosas
y a veces desafinadas.
Cojo el violín, le doy tres vueltas pero no hay manera.
En un primer momento da mucha rabia.
En un segundo momento da una pena.
Luego nada.
Pequeñas historias, melodías de insomnio, mensajes en envases de aire, días de tristelicidad...
jueves, 8 de enero de 2009
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