-Papá, ayer vino al cole un señor de ésos que les gustan las niñas de 9 años. Un secuestrador. No, no es un secuestrador. Iba disfrazado de fotógrafo, y llevaba un cuchillo en el bolsillo.
-¿Tú viste el cuchillo?
-No, papá, ¿cómo iba a verlo si lo llevaba en el bolsillo? A mí me llamó Bea, y nos pusimos todas a mirarlo por la ventana del corredor. Y le hizo una foto a Marimar, que tiene 9 años y es amiga mía. Seguro que apuntó la dirección y luego va a buscarla a su casa para llevársela y matarla y quitarle los pellejos, lo dijo Patricia. Y luego sonó la campana y volvimos a clase y Almudena -mi profe- no venía, y entonces Bea dijo que a lo mejor la había matado el señor ése, el secuestrador. No es un secuestrador. Y algunas nos pusimos a llorar porque ya no la íbamos a ver más. Pero luego llegó, y se lo contamos y vino la directora.
-Pero hija, ¿Cómo sabéis que era un secuestrador? Los secuestradores no llevan un cartel en la frente.
-Lo mismo dijo la directora. Pero era un secuestrador. No, no era un secuestrador. Era un pedrastre.
Pequeñas historias, melodías de insomnio, mensajes en envases de aire, días de tristelicidad...
viernes, 13 de mayo de 2005
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