Pequeñas historias, melodías de insomnio, mensajes en envases de aire, días de tristelicidad...
martes, 10 de mayo de 2005
Horror, el teléfono
En los últimos días me persigue una llamada que no quiero contestar. Me perturba, me acosa, me disgusta. No quiero contestar. Podría responder, distorsionar la voz y responder: lo siento, no soy yo, soy otro y no puedo hablar. Claro que eso no serviriía de mucho, insistirían. ¿Qué hago? Puedo cogerlo y decir: perdone, pero es que no tenía cobertura. ¡Cinco días sin cobertura! Eso no se lo cree nadie. Y en estas (y en otras) estoy cuando pienso: ¿Qué era de nosotros cuando no vivíamos enganchados al móvil? ¡Qué felicidad! Sólo nos podían localizar en el fijo. Quizá esa sea lo solución, llevarme el fijo y dejar el móvil... Claro que entonces el fijo sería el móvil y viceversa o al revés que para el caso es lo mismo. No-te-voy-a-contestar.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Escribiendo en la cama
Estoy escribiendo en la cama. Tú duermes. Hace mucho calor esta primera noche del verano. Es por eso que has apartado la colcha de un...
-
Siempre he estado a disgusto conmigo mismo, lo suficiente como para no dejar de rascarme. Siempre he estado a gusto conmigo mismo, lo sufi...
-
Luisito, el hijo de los de la mercería, estudiaba mecanografía . Todas las tardes le veíamos cruzar la calle con su carpeta azul Centauro , ...
-
Me he levantado esta mañana contento. Cantando cosas del Dúo Dinámico que debieron quedar fosilizadas en los rincones de la memoria como pe...
No hay comentarios:
Publicar un comentario
¡Muchas gracias por comentar!