Todos tenemos bajones. Dicen que es normal. Que sea normal no quita para que sea una puta**. Sobre todo cuando te toca. O cuando le toca a alguien que te toca.
Descartada la posibilidad de la botella: mi hígado no tiene la culpa. Descartada la posibilidad de acudir al psiquiatra: mi psiquiatra me deprime más aún. Recurro a la reflexión, a la introspección. Si la depresión está en mi cerebro de ahí tiene que venir también la solución. Filosofía en estado puro. Repaso a los presocráticos, los naturalistas, los empiristas, los neoplatónicos... En mi cerebro tiene que estar la solución. Establezco un hilo de conexión con San Agustín, echo un cabo a Nietzsche, apelo a Ortega y Gasset (sí, a los dos). Escarbo en la memoria, pongo a trabajar a la razón, al final se apunta una facción disidente y revolucionaria de la imaginación. Y, por fin, veo la luz, alcanzo un corolario que me saca -al menos temporalmente- del agujero.
Yo fui el primero entre diecisiete millones de espermatozoides.
Inapelable.
(Donde estén dos amigos en un bar de barrio y un plato de croquetas que se quiten las grandes figuras de la fislosofía. Gracias)
Pequeñas historias, melodías de insomnio, mensajes en envases de aire, días de tristelicidad...
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Escribiendo en la cama
Estoy escribiendo en la cama. Tú duermes. Hace mucho calor esta primera noche del verano. Es por eso que has apartado la colcha de un...

-
Me he levantado esta mañana contento. Cantando cosas del Dúo Dinámico que debieron quedar fosilizadas en los rincones de la memoria como pe...
-
Luisito, el hijo de los de la mercería, estudiaba mecanografía . Todas las tardes le veíamos cruzar la calle con su carpeta azul Centauro , ...
-
Entraba dispuesto a contar cómo una breve llamada de teléfono es suficiente para devolverte a la realidad, cómo el primer ring es, ciertame...
gracias a ti , a mi tambien me gustan las croquetas , ya sabes que el final nos lo sabemos , pero lo importante esta en el relleno, como en las croquetas.
ResponderEliminar